Proponen incorporar a su sistema Pride a la Microsoft Band


 

Un equipo de investigadores y alumnos de posgrado del Tec de Monterrey desarrollan un sistema basado en el reconocimiento de patrones, que, integrado a la red de sensores de la Microsoft Band, podría detectar automáticamente algunas situaciones de riesgo provocadas por enfermedad, accidentes o inseguridad.

“Estamos trabajando en el área de reconocimiento de patrones para lograr un desarrollo tecnológico mediante el cual podamos detectar cuando una persona se encuentre en una situación de peligro y así poderle prestar atención y auxilio inmediatos por parte de cuerpos de emergencia”, explicó el Dr. Luis A. Trejo, profesor investigador en el Estado de México.

Para ello, han recolectado un conjunto de datos fisiológicos, de medio ambiente y de movimiento de los usuarios utilizando la red de sensores que posee el brazalete de Microsoft. Dichos sensores proporcionan datos de las actividades diarias del usuario en condiciones normales y en situaciones de estrés. Esta base de datos recabada por los investigadores lleva el nombre de PRIDE (Personal RIsk DEtection).

“De esta forma, la solución final podría ser capaz de detectar condiciones anómalas, que pueden ser el resultado de situaciones de riesgo a las que se enfrenta el usuario como crisis de salud, accidentes automovilísticos, asaltos, entre otros percances”, aseguró el doctor Trejo.

Laboratorio repuntará el desarrollo energético


 

La Secretaría de Energía (Sener) presentó en el Tecnológico de Monterrey el Laboratorio Binacional para la Gestión Inteligente de la Sustentabilidad Energética y la Formación Tecnológica, una innovadora plataforma de capacitación, cuyo principal beneficiario será el sector eléctrico del país, a través de la Comisión Federal de Electricidad (CFE).

En este proyecto suman esfuerzos cinco instituciones de educación superior nacionales e internacionales, líderes en sustentabilidad energética y desarrollo tecnológico: el Tecnológico de Monterrey, el Tecnológico Nacional de México, el Instituto de Investigaciones Eléctricas, la Universidad Estatal de Arizona y la Universidad de California en Berkeley.

Esta iniciativa pretende crear un sector competitivo y de clase mundial con recursos provenientes del denominado Fondo Sectorial Conacyt/Sener/Sustentabilidad Energética, un fideicomiso creado para atender las principales problemáticas en materia energética del país, lo cual generará valiosas oportunidades de empleo para una amplia gama de profesionales.

Esta alianza se compone de cuatro pilares fundamentales: la atracción, formación y reconversión del mejor talento (técnicos y profesionistas); la creación de redes internacionales de investigación; el fortalecimiento de la infraestructura para el desarrollo de la enseñanza e investigación científica aplicada; y laboratorios físicos y virtuales para el aprendizaje e investigación.

Estrecha vínculos con la Universidad de Arizona


 

En días pasados se realizó en la Universidad de Arizona el taller internacional Sensors, Signal Processing and Communications Workshop, en donde se unieron importantes representantes de la industria y la academia de Estados Unidos y México, el cual fue representado a través de la Escuela de Ingeniería y Ciencias del Tecnológico de Monterrey.

Durante el evento se trataron temas relevantes como los retos que se presentan en el día a día para aumentar la conectividad de dispositivos en un mundo que tiende cada vez más hacia lo digital.

En el taller, el Dr. César Vargas Rosales, profesor investigador del Grupo de Enfoque en Telecomunicaciones y Redes, habló sobre redes reconfigurables, que es parte de su área de especialidad.

El objetivo de estos talleres es expandir el conocimiento y las habilidades para desarrollar nuevas tecnologías de señales digitales que sean menos costosas, reutilizables, y que por sus características puedan ser benéficas para diversas industrias, como la médica, de energía y de telecomunicaciones.

A raíz de este taller, ha surgido una propuesta para desarrollar proyectos conjuntos, con la colaboración de los profesores César Vargas, David Muñoz y Rafaela Villalpando, por parte del Tec de Monterrey; y de Cihan Tepedelenlioglu y Andreas Spanias, por parte de la Universidad de Arizona.

Fortalecen redes de investigación en el ‘MIT Day’

Por Michael Ramírez y Gabriela Faz.


 

Investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts y del Tec de Monterrey se reunieron por primera vez en el Campus Monterrey para realizar el MIT Day, un día de intensa actividad en donde se llevaron a cabo conferencias, presentaciones de proyectos y talleres relacionados con temas como la nanotecnología, la nanomanufactura, los dispositivos médicos, los sistemas microfluídicos, los sensores nanofotónicos y los MEMs.

El propósito de esta reunión entre profesores investigadores y alumnos, pretende no sólo fortalecer el acuerdo de colaboración entre ambas universidades, sino desarrollar proyectos científicos que puedan transformar vidas, señaló el Dr. Manuel Zertuche, Decano de la Escuela de Ingeniería y Ciencias, quien organizó el evento.

La jornada de trabajo comenzó con una breve bienvenida a cargo del Dr. Arturo Molina, Vicerrector de Investigación y Posgrado, quien agradeció a los asistentes y los incentivó a fortalecer el vínculo MIT-Tec de Monterrey a través de ideas innovadoras que trabajen en beneficio de la humanidad y que puedan traducirse en proyectos de investigación conjunta.

Posteriormente se llevaron a cabo dos conferencias plenarias. La primera de ellas fue impartida por el Dr. Marc Madou, profesor e investigador del Departamento de Mecánica e Ingeniería Aeroespacial de la Universidad de California, en Irvine. Mientras que la segunda fue dictada por el Dr. Joel Voldman, profesor del Departamento de Ingeniería Eléctrica y Ciencias de la Computación en el MIT.

El doctor Marc Madou habló sobre las plataformas tecnológicas que está desarrollando en conjunto con investigadores del Tec, con las cuales se busca evitar el consumo indiscriminado de recursos naturales. Una de sus propuestas es el estudio titulado “Carbon MEMS and Carbon NEMS: A New Way of Manufacturing Carbon Devices”, en donde utiliza la tecnología de los reproductores de CD (la micro-fluídica centrífuga).

“Esta tecnología permite que los fluidos, incrustados en un sustrato de plástico similar al de los discos compactos, giren mediante un motor y el líquido pueda ser analizado, lo que permite llevar a cabo una serie de diagnósticos médicos y clínicos. En el futuro, estos dispositivos representarán la forma más rápida de hacer un análisis de muestra sanguínea, lo que actualmente toma horas”, explicó el investigador.

Por su parte, el Dr. Joel Voldman trató el tema de la caracterización de células a través de sus propiedades acústicas, un método que permite separar los tipos de células de tamaño similar, lo cual puede ser utilizado para hacer más rápidas y económicas las pruebas de conteo sanguíneo. El investigador propone aplicar esta tecnología en la medicina, específicamente en estudios para aislar muestras de sangre.

El resto de la mañana, los profesores realizaron presentaciones de sus proyectos de investigación con una duración de 10 minutos cada una. A estos pitches asistieron más de 100 personas, entre profesores, directivos y alumnos.

Los investigadores del MIT y del Tec que presentaron sus proyectos fueron Enrique Barrera, Jeffrey Lang, Sergio Omar Martínez, Rajeev Ram, Alex Elías, Brian Anthony, Héctor Siller, Sarvesh Varma, Roberto Parra, Sang-Gook Kim, Israel de León, Luis Velásquez-Heller, Salvador Venegas, José González-Valdez, Hyundoo Hwang, Nicha Apichitsopa, Flavio Contreras y Joseph Azzarelli.

Por la tarde, los profesores del Tec y del MIT trabajaron en talleres temáticos en los cuales abordaron disciplinas como sistemas microfluídicos, sensores nanofotónicos, sensores y dispositivos médicos, sensores y actuadores piezoeléctricos MEMs, sensores y actuadores electromagnéticos MEMs, y nanotecnología y nanomanufactura. De esta actividad se derivaron algunas propuestas de proyectos en común.

TRASCENDENCIA DEL MIT DAY

Tras la firma del convenio entre el Instituto Tecnológico de Massachusetts y el Tecnológico de Monterrey, el número de actividades y oportunidades para profesores y alumnos se han incrementado. Actualmente profesores del Tec pueden realizar estancias de investigación en la universidad norteamericana; investigadores y estudiantes de posgrado pueden cursar talleres de micro y nano fabricación, y alumnos de profesional de diferentes campus participan en talleres durante el verano.

“Es una gran oportunidad de interactuar con investigadores de primer nivel de clase mundial y definir proyectos conjuntos que beneficien a nuestros alumnos y profesores”, comentó el Dr. Ricardo Ramírez, director de investigación de la Escuela de Ingeniería y Ciencias.

El nacimiento de la agricultura científica en México

Por Michael Ramírez.


 

El mundo es agrícola”. Así, contundente, lo asevera Eva Rivas. Asegura que los países están sostenidos por su producción agropecuaria, y que sus economías están ancladas fuertemente en esta actividad.

“Gran parte de los alimentos que ponemos en nuestra mesa hoy en día, así como el algodón y otros textiles con los que nos vestimos, vienen del tipo de agricultura que se gestó en el norte de México en el siglo pasado”.

Pero, ¿cuál fue el papel de la ciencia en la modernización de la agricultura mexicana?, ¿cómo se fueron creando los desarrollos tecnológicos al servicio del campo? Los investigadores del grupo de Enfoque en Sociedad del Conocimiento, bajo la línea Estudios de la Ciencia y la Tecnología, se han dedicado a estudiar el fenómeno de la agricultura del norte de México y la participación de la Fundación Rockefeller en el Programa Agrícola Mexicano (PAM).

“La región norte pasó de ser una zona desértica, inhóspita, que no contribuía casi nada al Producto Interno Bruto del país, a ser uno de los pilares de la industria y una de las regiones que más contribuyen al desarrollo económico de México”.

Y es que la idea de llevar los avances científicos y tecnológicos al servicio del campo venía desde el siglo XIX, cuando estaba muy asociada a la idea del progreso, y las sociedades modernas empezaron a promover la investigación científica a través de muchas fórmulas, y a crear más universidades con la intención de llevar el progreso a la sociedad.

“Se puede decir que la agricultura en el norte se creó desde cero, ya que por las condiciones climatológicas no existía. Era una región muy difícil de habitar y de cultivar, se necesitaban ingenieros, especialistas y agrónomos para realizar el primer paso que requería la agricultura: represar los dos grandes ríos de la zona, el Colorado y el Bravo, para así poder administrar el agua y con esa gestión desarrollar una agricultura de riego”.

Durante la década de 1930, la agricultura en México no era capaz de ofrecer bienestar a la gente, ni mejorar sus ingresos y condiciones de vida. Por ello era determinante modernizarla, elevar su capacidad y mejorar sus sistemas de producción. Además, por los ideales revolucionarios que aún se respiraban, modernizar el campo y construir un nuevo México eran una consigna nacional.

Aunado a esta situación, se conjugó un acontecimiento importante cuando Henry Wallace, Vicepresidente de Estados Unidos en el tiempo comprendido entre 1941 y 1945, detectó las condiciones de hambre y miseria del país durante un recorrido histórico, y con ello, la posibilidad de que se pudieran desencadenar revueltas, que aunadas a que el mundo atravesaba por la Segunda Guerra Mundial, serían perjudiciales para todos.

Fue en ese momento de coincidencia histórica cuando México -a través de la Secretaría de Agricultura- y la Fundación Rockefeller firmaron el Programa Agrícola México, un modelo de investigación, formación y extensión que marcó el desarrollo agrícola y social del país, y con el cual se superaron las dificultades productivas de las décadas anteriores.

“Fue un gran esfuerzo que duró de 1943 a 1961, con el cual se logró potenciar y triplicar la producción de productos de primera necesidad como maíz, trigo, frijol, algodón y los animales de granja”.

“Con el PAM se formaron una gran cantidad de ingenieros agrónomos que aprendieron a investigar y sus resultados tuvieron un impacto impresionante. Además con el PAM quedaron asentadas las instituciones educativas y las redes de investigación con las que México podía seguir por su propia cuenta”.

“La agricultura científica fue un proyecto muy ambicioso, porque la agricultura per se es sólo la técnica de producción, pero la agronomía que aprendimos confluía disciplinas como la química, la biología, la física y la economía. Es una ciencia muy compleja porque se trata de aumentar el control del hombre sobre el proceso biológico de las plantas, para que sean más productivas”.

El modelo aplicado en México por la fundación Rockefeller fue determinante para el desarrollo agrícola y social. Tanto así que después fue replicado por la misma fundación en otros países latinoamericanos, africanos y asiáticos, como Colombia, Pakistán y la India.

“A la agricultura que se comenzó a desarrollar en el norte de México a mediados del siglo XX se le conoce como agricultura comercial porque tiene una enorme capacidad de producción que abastece a la demanda de los grandes mercados, así como a las grandes demandas urbanas”.

El país llegó a tener esa enorme capacidad de producción y distribución porque se sostuvo en avances tecnológicos y científicos muy importantes. Los conocimientos obtenidos en ese momento histórico fueron la base del éxito económico de este tipo de agricultura, pero al mismo tiempo, se instauró una agricultura muy capitalizada que requiere de inversiones muy altas y tecnología de punta para su operación, lo cual contrasta con otros tipos de agriculturas; ahí es donde reside su punto débil.

“Estudiar el campo ahora es explicar muchos de los grandes problemas de la humanidad, ya que actualmente hay una presión muy grande por la alimentación en el mundo y porque las zonas de cultivo ya no dan más. Nosotros tratamos de explicar cuál ha sido el papel de la ciencia, cómo se han creado estos desarrollos tecnológicos al servicio del campo. Y sin lugar a dudas, México tiene mucho que decir en este rubro porque su producción agrícola, y la forma en que ésta se impulsó es muy importante”.


Eva Rivas Sada

Es historiadora y miembro del Sistema Nacional de Investigadores nivel 1. Obtuvo el Doctorado en América Latina Contemporánea, con la especialidad en Historia por la Universidad Complutense de Madrid. Cuenta con Estudios Avanzados en Historia de América por el Instituto Universitario y de Investigación Ortega y Gasset, y la Licenciatura en Historia por la Universidad Autónoma de Nuevo León. Su campo de investigación se ha centrado en Historia económica contemporánea bajo el enfoque CTS (Ciencia, Tecnología y Sociedad). Cuenta con más de una veintena de publicaciones entre libros, capítulos de libros y artículos arbitrados y más de 40 conferencias.
eva.risa@itesm.mx

A raíz de un proyecto de investigación de ciencia básica financiado por Conacyt que se titula “La influencia de la concepción de ciencia de la Fundación Rockefeller en el desarrollo de la investigación biológica y agrícola mexicana”, se han originado varios artículos y capítulos de libro.


 

 

Fortifica nutrientes del frijol


 

La deficiencia de folatos (vitamina B9) causa severos daños en la salud a nivel mundial. Sin embargo, la biofortificación con folatos de los principales cultivos básicos es una alternativa que puede ser utilizada para mejorar el consumo de esta vitamina en poblaciones de bajos recursos.

En mi tesis doctoral reporto la caracterización del incremento en los niveles de folatos en frijol por medio de la ingeniería en pteridinas, un precursor requerido para su síntesis. El gen AtGchI fue introducido de forma estable en tres cultivares de frijol pinto mediante bombardeamiento de partículas. La expresión específica en semillas de AtGchI causó un incremento de hasta 150 veces más el contenido de pteridinas biosintéticas en las líneas transformadas, lo cual tuvo como resultado un incremento en el contenido de folatos en las semillas secas de hasta tres veces más.

Mi trabajo demuestra que una leguminosa que por sí misma es una buena fuente de folatos, puede modificar su ingeniería para acumular aún mayores cantidades, que al ser consumidos podrían mejorar el estatus de la vitamina en humanos. La biofortificación de frijol con folatos y otros micronutrientes representa una prometedora estrategia para mejorar el estatus nutricional de las poblaciones alrededor del mundo.


 

Naty Gabriela Ramírez. Alumna del Doctorado en Ciencias de Ingeniería (DCI), estudia la expresión metabólica de los folatos en frijoles mexicanos.

gabyrari@hotmail.com

La dimensión crítica de los estudios CTS

Por DR. Ricardo Guzmán.


 

La ciencia y la tecnología se sitúan hoy en día como núcleo cultural de las sociedades contemporáneas. La percepción pública de las mismas abarca un amplio espectro que va desde aquella que las ubican como causa de todos los males (armamentismo, degradación ambiental, manipulación genética) hasta aquella que las consideran como clave del progreso y condición ineludible para la solución de todos nuestros problemas. Por esa razón de manera paralela al fomento de las vocaciones científicas es muy importante incentivar aquella dimensión crítica que toma en cuenta los factores de naturaleza económica, política y social, así como las repercusiones culturales, éticas y medioambientales de la actividad científico-tecnológica.

En el ámbito académico los llamados estudios CTS (Ciencia, Tecnología y Sociedad) cumplen esa función crítica. Diversas universidades en el mundo, entre las que podemos citar al MIT y al Tecnológico de Monterrey, han incursionado en este espacio de trabajo interdisciplinar en el que concurren saberes provenientes de la historia, la filosofía y la sociología de la ciencia, con el objetivo de comprender los procesos sociales que operan tanto al interior de las comunidades científicas como en su relación con la sociedad en su conjunto. Esta área de trabajo académico busca mostrar las complejidades inherentes al crecimiento de la ciencia y la tecnología en las sociedades modernas.

Además, los estudios CTS impactan de manera relevante en varios factores que se consideran muy valiosos en el ámbito de la enseñanza, es decir, en la formación de profesionales, entre los cuáles se pueden destacar:

• Potencializan el trabajo multidisciplinar que permite vincular cuestiones de carácter económico, cultural, antropológico, ético, etcétera.

• Posibilitan la construcción de una cultura democrática, sensibilizando a los estudiantes y dotándolos de herramientas para opinar informadamente, lo que hace posible el ejercicio de una ciudadanía plena.

• Promueven el pensamiento crítico aplicado al cuestionamiento sobre el lugar que ocupa el conocimiento científico y tecnológico en nuestras sociedades.

• Facilitan la construcción de puentes de entendimiento entre la cultura científica y la cultura humanística.

El Tecnológico de Monterrey cuenta con una especialidad CTS dentro de los programas de Maestría y Doctorado en Estudios Humanísticos. Sería pertinente y prudente transferir estos saberes al nivel de enseñanza profesional y así extender, en la formación de las nuevas generaciones, esa dimensión crítica indispensable en la complejidad de los tiempos que nos toca vivir.

El autor de este artículo es doctor en Estudios Humanísticos con especialidad en Ciencia y Cultura. Actualmente es profesor investigador del Grupo de Enfoque en Sociedad del Conocimiento, de la Escuela de Educación, Humanidades y Ciencias Sociales, del Tec de Monterrey. Desde 2011 pertenece al Sistema Nacional de Investigadores (SNI).

rguzman@itesm.mx

Dr. Hafiz Iqbal, colaborador internacional


¿CUÁL ES SU ÁREA DE INVESTIGACIÓN?

Soy doctor en Biotecnología Aplicada y Ciencias de Materiales por la Universidad de Westminster en Londres. Me especializo en estudios sobre biomateriales, síntesis de polímeros, inmovilización y catálisis para síntesis de nuevos compuestos. Estos conocimientos son los que estoy aplicando en mi trabajo en el Tec de Monterrey.

¿EN QUÉ ÁREA SE PUEDEN APLICAR ESTOS CONOCIMIENTOS?

El trabajo que estoy desarrollando es el estudio de biomateriales que sean útiles para aplicaciones clínicas y para la generación de microalgas de consumo humano; en ciencia aplicada para curar heridas, así como para la biorremediación de aguas residuales de la industria textil y la caracterización de residuos de la industria agrícola.

¿CUÁL ES SU MOTIVACIÓN AL TRABAJAR EN EL TEC DE MONTERREY?

He encontrado que el Tec es un excelente lugar para trabajar, y no sólo por lo que se refiere a impartir clases, sino por las facilidades que otorga para desarrollar investigación. En mi caso específico, actualmente me encuentro estudiando y desarrollando alternativas para el beneficio de los ecosistemas acuáticos y de los seres humanos a través de la creación de fábricas verdes de microalgas.


 

· Dr. Hafiz M. N. Iqbal.

Es originario de Pakistán, obtuvo su PhD en la Universidad de Westminster en Londres, y desde enero de este año es profesor investigador del Tecnológico de Monterrey. Tiene más de 40 artículos con un factor de impacto de 80+ publicados; ha sido citado más de 500 veces y es editor de importantes journals científicos internacionales como el Bio-Med Research International y el Journal or Radiation Research and Applied Sciences.

Historia de la ciencia y la tecnología

Por Michael Ramírez y Gabriela Faz.


 

Toda Filosofía de la Ciencia debe ser útil a la sociedad, a la ciencia y a la misma filosofía”. Con esta cita de Mario Bunge, el doctor Javier Serrano explica el trabajo que se realiza en la línea de investigación Estudios de la ciencia y la tecnología, que pertenece al Grupo de Enfoque en Sociedad del Conocimiento, del Tecnológico de Monterrey.

“Nuestro objeto de estudio es la actividad científica, pero el centro de reflexión es la Filosofía de la Ciencia, por ser el lugar desde el cual se puede generar una reflexión sociológica, histórica, cultural y humanística en torno al actual fenómeno tecnocientífico. Sobra decir que la ciencia y la tecnología se han convertido en factores claves de nuestra vida”, señala el profesor investigador.

“Como dijo Russell hace 100 años, la construcción de nuestra imagen del mundo se erige de manera principal en torno a la ciencia. Frente a otros espacios construidos a partir de la religión, el mito o el fetiche, la vida y su sentido se han intentado levantar en la última centuria y media sobre pilares científicos y tecnológicos”.

Por ese motivo, continúa, los estudios en Ciencia, Tecnología y Sociedad (CTS) que desarrolla su grupo de investigadores son indispensables para intentar comprender los efectos culturales, éticos y políticos que trae consigo el conocimiento científico y la innovación tecnológica.

¿A QUÉ SE ENFRENTA HOY LA FILOSOFÍA?

Ante el desarrollo de las ciencias de la vida, ¿por qué es necesaria la Filosofía de la Ciencia? Y en cuanto a materia de propiedad intelectual, ¿qué productos se deben patentar?, ¿se requiere una nueva legislación sobre la biología sintética?

Los Estudios de la Ciencia y la Tecnología permiten analizar y reflexionar sobre éstos y otros cuestionamientos relacionados con los efectos culturales, éticos y políticos del conocimiento científico y la innovación tecnológica.

“Ahora mismo tenemos numerosos proyectos de investigación que abordan temas como la historia y la filosofía de la Agronomía; la historia y la filosofía de la Física; los impactos socioculturales de la Nanotecnología; la percepción y cognición de la música, y las comparaciones de la propiedad intelectual internacional”, señaló el profesor investigador Javier Serrano.

“Nosotros concebimos la filosofía como una actividad reflexiva global sobre la vida y la totalidad del mundo. La actividad agrícola no se escapa de estas reflexiones ni es ajena a la tradición filosófica, por ello uno de nuestros proyectos consiste en desarrollar una Filosofía de la Agricultura en donde se aborden cuestiones epistemológicas, ontológicas y éticas con las que se pueda alcanzar una profunda comprensión del fenómeno agronómico”, explicó.

Pero además, el grupo desarrolla proyectos que abordan el tema de la propiedad intelectual desde una perspectiva del Derecho y la Ética, como un estudio con el que buscan responder desde la visión particular de estos derechos, a algunos cuestionamientos que deberían hacerse los investigadores, las instituciones y los centros de investigación: cómo proteger jurídicamente los avances en nanotecnología, y qué relación guarda la propiedad intelectual con estos temas.

Si bien dichas interrogantes pueden condicionar el desarrollo de la actividad tecnocientífica, de la institución y de la vida del investigador; la experiencia y la literatura existente demuestran que estas cuestiones quedan, en muchas ocasiones, pendientes indefinidamente.

“Esto es lo que pone ante nuestros ojos la necesidad de abordar, o cuanto menos identificar y reconocer, la existencia de aspectos legales todavía no suficientemente regulados en el desarrollo de la Nanotecnología”.

En cuanto al área de las perspectivas socioculturales de la Nanotecnología, el grupo busca generar un espacio de reflexión en torno a dicha disciplina pero desde las humanidades y las ciencias sociales, con el principal objetivo de alertar sobre la necesidad de una actitud más crítica y prudente ante los triunfos concretos e incuestionables, por un lado, y las eternas promesas por otro.

“El objetivo de nuestras investigaciones sobre Nanotecnología no es frenar el desarrollo científico y tecnológico; por el contrario, el principal fin es contribuir a un desarrollo tecnocientífico integral, armónico, justo y sostenible. Ese es el espíritu en torno al cual nos hemos reunido a reflexionar acerca del sentido, significado, fin y riesgos de este tipo de tecnologías”, comentó el investigador.”


 

Profesores investigadores de los ESTUDIOS DE LA CIENCIA Y LA TECNOLOGÍA

  • Eva Rivas Sada, Campus Monterrey, SNI 1
  • Rafael Ferrer Flores, Campus Puebla, SNI 1
  • Ricardo Guzmán Díaz, Campus Monterrey, SNI 1
  • Francisco Javier Serrano Bosquet, Campus Monterrey, SNI 1
  • Roberto Garza Barbosa, Campus Monterrey, SNI 1

LÍNEA DE INVESTIGACIÓN:

  • Perspectivas socioculturales de la Nanotecnología
  • Percepción y cognición de la música
  • Historia y filosofía de la agronomía
  • Propiedad intelectual internacional y comparado
  • Historia y Filosofía de la Física

Ganan Bienal de Oftalmología

Por Michael Ramírez.


 

Profesores investigadores de la Escuela de Medicina fueron reconocidos con el Premio Bienal de Oftalmología 2016, por su trabajo de investigación sobre la ingeniería de tejidos para la restauración del endotelio corneal.

Los doctores Jorge Valdez García, Judith Zavala Arcos y Víctor Manuel Treviño fueron los ganadores del máximo premio que otorga la Sociedad Mexicana de Oftalmología como estímulo a la investigación original en esta área, que este año tuvo seis proyectos finalistas.

Dicho trabajo es la continuación del proyecto para la regeneración celular del endotelio corneal, que en enero fue reconocido en el 46° Congreso de Investigación y Desarrollo como uno de los 10 Proyectos del Tec de Monterrey que están Transformando a México.

El doctor Jorge Valdez, decano de la Escuela de Medicina, explicó que este trabajo es una secuencia del proyecto de cultivo de dos fases que sirve para reproducir las células del endotelio corneal.

“En esta segunda etapa se probó la biocompatibilidad del material ‘cultivado’ previamente, y los resultados lo validan como un andamio seguro y eficiente para hacer los trasplantes de endotelios corneales artificiales generados por ingeniería de tejidos”, detalló el investigador.

La doctora Judith Zavala agregó que las membranas fueron implantadas durante una semana en una parte del ojo llamada cámara anterior. Se utilizaron conejos blancos de Nueva Zelanda, cuyo globo ocular es muy parecido al humano. “Ahí pudimos observar la adherencia al tejido, sin inflamación y sin signos de opacidad. Además, el análisis histopatológico mostró la estructura de la córnea intacta”.

“Para que se le pueda llamar ingeniería de tejidos, tiene que haber terapia celular, que es el sistema de cultivo, pero combinado con biomateriales. Al juntarse estas dos disciplinas se le llama Ingeniería de tejidos. Esa es la aportación significativa que tenemos ahora”, comentó.

También mencionó que, a diferencia de los biomateriales utilizados para injertos de piel, las membranas que se implantan en el ojo deben tener características especiales, como la claridad óptica. Por tal motivo, para esta investigación se utilizan membranas de colágeno vitrigel que tiene las propiedades mecánicas y la claridad óptica necesarias para su uso en cultivo celular y manipulación quirúrgica.

“Poco a poco estamos ensamblando las piezas de un proyecto mucho más grande, que es tratar de generar un endotelio artificial, de principio a fin, diferenciando, replicando y estabilizando las células dentro de las membranas”, dijo el doctor Valdez.

El investigador mencionó que el Premio Bienal es la mayor distinción que se da en el ámbito de la Oftalmología a nivel nacional.

 

“En esta segunda etapa se probó la biocompatibilidad del material cultivado previamente, y los resultados lo validan como un andamio seguro y eficiente para hacer los trasplantes de endotelios corneales artificiales”