Impactos ambientales de los medicamentos

Por Reyna Berenice González González
Artículo de divulgación

En años recientes se ha presenciado una gran concientización sobre los impactos ambientales relacionados a compuestos químicos tóxicos como hidrocarburos aromáticos policíclicos y pesticidas. Sin embargo, esta concientización aún no ocurre con los efectos relacionados a contaminantes emergentes, definidos como un grupo de contaminantes con impactos ecológicos y/o en la salud humana que no están actualmente regulados por las autoridades ambientales. En este grupo se incluyen los productos farmacéuticos y sus residuos, los cuales son de gran preocupación debido a su persistencia y bioacumulación.

El impacto positivo que los medicamentos han tenido en la longevidad y la salud humana es indudable. Las innovaciones farmacéuticas, como la penicilina y las vacunas, han sido responsables del extraordinario aumento en la esperanza de vida después de 1940. Además, el acceso actual a medicamentos efectivos, seguros y asequibles para la población mundial ha potenciado el impacto positivo de la industria farmacéutica en la población, siendo ésta una de las industrias más ricas del mundo.

Sin embargo, la expansión de la industria farmacéutica también resulta en un problema de salud pública mundial, ya que el incremento en ventas y uso excesivo de medicamentos también representan mayores cantidades de productos químicos que ingresan al medio ambiente. Esto ha ocasionado la presencia de residuos farmacéuticos en casi todos los entornos acuáticos del mundo, incluyendo ríos, lagos y aguas subterráneas.

Los medicamentos y sus residuos ingresan al medio ambiente a través de diferentes vías, siendo las fuentes principales: (1) las descargas de aguas residuales provenientes de industrias farmacéuticas, (2) aguas residuales domésticas y hospitalarias, (3) efluentes agrícolas que contienen compuestos farmacéuticos excretados en la orina y heces de animales y (4) la eliminación inadecuada de medicamentos no utilizados o expirados (Figura 1).

Figura 1. Ilustración que muestra las principales fuentes de contaminación del agua por productos farmacéuticos y sus residuos.

Los métodos convencionales para la eliminación de medicamentos normalmente consisten en incineración a altas temperaturas después de su recolección. La incineración, a pesar de su efectividad, no es una opción viable debido al consumo energético y la liberación de gases tóxicos. De manera similar, el desecho en vertederos junto con basura común no es una práctica recomendada, por la posible degradación, adsorción y salida del vertedero mediante lixiviados. Por otro lado, los medicamentos que terminan en el drenaje y los metabolitos excretados a través del cuerpo humano llegan a las plantas de tratamiento de aguas residuales. Estas plantas consisten en un conjunto de tratamientos biológicos y fisicoquímicos, que aunque son efectivos para contaminantes convencionales, no lo son para productos farmacéuticos.

De esta forma, la ineficiencia de los métodos convencionales para remover medicamentos y sus residuos del agua conducen a la búsqueda de nuevas tecnologías y materiales para su correcto tratamiento. Entre estos sobresale la bioremediación asistida por microorganismos capaces de degradar estos contaminantes, que frecuentemente se realiza bajo condiciones específicas y en biorreactores. Se ha reportado la degradación aeróbica de paracetamol y sulfametoxazol, disminuyendo considerablemente sus concentraciones. También aguas residuales proveniente de industrias farmacéuticas y agua contaminada con antibióticos han sido eficientemente tratadas bajo condiciones anaeróbicas. Otra estrategia interesante es la fitorremediación, en donde se han utilizado plantas como Cyperus alternifolius, Phragmites australis, Myriophyllum aquaticum y Cucumis sativus para remover antibióticos como tetraciclina, oxitetraciclina y clortetraciclina. Los tratamientos fúngicos también han demostrado su efectividad para degradar compuestos como ibuprofeno y diclofenaco. Por otro lado, la fotocatálisis, que implica la absorción de luz por un catalizador para acelerar una reacción, ha sido también utilizada para la eliminación de medicamentos presentes en agua. En este sentido, nuevos nanomateriales como los “carbon dots” están jugando un papel importante en la optimización de los procesos de remediación. Estos nanomateriales presentan propiedades fascinantes como biocompatibilidad, estabilidad óptica, fácil modificación superficial, solubilidad en agua, fotoluminiscencia, alta capacidad de absorción de luz solar y una efectiva transferencia de electrones que los hacen excelentes candidatos para el tratamiento de contaminantes farmacéuticos mediante fotocatálisis.

Estos nuevos materiales y tecnologías han demostrado una gran efectividad en el tratamiento de aguas contaminadas por fármacos y sus residuos. Sin embargo, ésto no debe ser considerado como la solución sino como parte de una solución integrada que comienza con un enfoque de prevención. La prevención de la contaminación suele ser un camino inexplorado para minimizar los impactos ambientales de la industria farmacéutica; sin embargo, es muy relevante evitar la liberación inicial de estos desechos farmacéuticos al medio ambiente. De esta forma, las posibles direcciones de investigación deben estar dirigidas hacia los desafíos actuales desde una perspectiva tanto de remediación como de prevención.

Autor

Reyna Berenice González González. Doctora en Ciencias de Ingeniería. Investigadora Postdoctoral en grupo de investigación Sustainable and Applied Biotechnology (SAB), Tecnológico de Monterrey, Campus Monterrey. Contacto: reyna.g@tec.mx

Para más información:

  • González-González, R. B., Sharma, A., Parra-Saldívar, R., Ramirez-Mendoza, R. A., Bilal, M., & Iqbal, H. M. N. (2022). Decontamination of emerging pharmaceutical pollutants using carbon-dots as robust materials. Journal of Hazardous Materials, 423. https://doi.org/10.1016/j.jhazmat.2021.127145
  • González-González, R. B., Sharma, P., Singh, S. P., Américo-Pinheiro, J. H. P., Parra-Saldívar, R., Bilal, M., & Iqbal, H. M. N. (2022). Persistence, environmental hazards, and mitigation of pharmaceutically active residual contaminants from water matrices. Science of the Total Environment, 821. https://doi.org/10.1016/j.scitotenv.2022.153329

Consumidores zero-waste: una estrategia para el impulso de productos remanufacturados

Por Jorge Vera Martínez y David Pérez Castillo
Artículo de divulgación

Los consumidores zero-waste son un segmento del mercado que está conformado por personas que han incorporado a su comportamiento una serie de prácticas alineadas con la sustentabilidad, tales como reciclar, reusar y reducir los recursos para evitar el consumismo. Estos consumidores, también se caracterizan por mostrar ciertos rasgos como tener un nivel cultural por encima del promedio de la población, ser relativamente más jóvenes, tener una proclividad hacia adoptar más fácilmente nuevas conductas, y mostrar niveles menores de aversión al riesgo.

De acuerdo a la teoría de la difusión de innovaciones, resulta interesante notar que los consumidores llamados innovadores y primeros adoptantes, tienden a mostrar cierta coincidencia con los rasgos que caracterizan a los consumidores sostenibles.

Los innovadores y primeros adoptantes son aquellos consumidores que muestran la iniciativa de adoptar primero productos y servicios nuevos que son lanzados al mercado. Aunque son una parte minoritaria de la población, tienen una importancia clave para las organizaciones. Es decir, no solo adoptan -antes que los demás- nuevas formas de satisfactores, sino que también tienen cierto rasgo de liderazgo que los hace sobresalir, lo cual hace que el resto de las personas tiendan a observarlos como un referente para decidir si también ellos se animan a adoptar estos nuevos satisfactores.

Productos reacondicionados

La re-manufactura es una de las estrategias de la economía circular, como lo son también el reciclaje, los productos de economía compartida (sharing economy), y la transición a la venta de servicios y no del producto mismo (servitization).

Un producto remanufacturado se trata de un producto que fue comprado, resultó defectuoso, fue devuelto por el comprador mediante una garantía y, en lugar de que la unidad defectuosa sea desechada, la organización reincorpora esta unidad al proceso de producción, para que los defectos sean corregidos, los componentes defectuosos sean reemplazados, y, probablemente, se pueda vender a un precio más bajo (dado que hay un ahorro en la extracción de material virgen).

Esto permite que no haya desperdicio de los insumos naturales que ya están contenidos en la unidad remanufacturada, y ayuda en el largo plazo a la reducción de recursos naturales.  Algunos ejemplos de productos remanufacturados son aquellos que vienen etiquetados como “refurbished” (o reacondicionados) y suelen ser en su mayoría aparatos electrónicos como computadoras, celulares, cafeteras, etcétera.

No obstante, los productos remanufacturados han pasado por un proceso difícil de aceptación en el mercado. No a cualquiera le agrada comprar un producto que ya fue usado, aunque éste se vea prácticamente nuevo. Al ser el segmento de mercado de consumidores zero-waste uno que puede inclinarse por este tipo de productos, y al mismo tiempo, dada su coincidencia en rasgos con los innovadores y primeros adoptantes, creemos que pueden funcionar como ese segmento de consumidores siendo los primeros en adoptar la costumbre de adquirir productos remanufacturados, y darles la notoriedad y respaldo de que su compra y uso es algo aceptable, para influir en la aceptación por parte del resto del mercado de estos productos.

Identificación de factores clave

¿Qué es lo que motiva a los consumidores zero-waste a adoptar productos remanufacturados? Saber esto puede permitir obtener el conocimiento necesario para incorporar estrategias de mercadotecnia y de comunicación, con el objetivo de que precisamente sean estos consumidores la punta de lanza para una posterior aceptación de los productos remanufacturados por sectores más amplios de la población.

En el Tecnológico de Monterrey hicimos una investigación con el propósito de identificar cuáles son los factores antecedentes que pueden promover la intención de cambio hacia la compra de productos remanufacturados (no comprar un producto nuevo).

Para ello, se utilizó una muestra de 248 usuarios de teléfonos celulares que mostraron tener las características asociadas al segmento de consumidores zero-waste. En estudios anteriores sobre la intención de cambio hacia la compra de productos remanufacturados en muestras de población general, se encontró que algunos elementos como el menor precio de estos productos e incentivos gubernamentales, son factores que anteceden a esta intención. Llama la atención que estos son factores externos al sujeto. En el caso del presente estudio, resultó que, para los consumidores zero-waste, dichos factores externos no tuvieron un efecto significativo.

El estudio sugiere que los consumidores zero-waste generan la motivación de cambio a partir de otros elementos. De tal forma, en un replanteamiento del análisis, se encontró que, para estos consumidores especiales, los factores antecedentes de la intención de cambio hacia productos remanufacturados tienen que ver más con factores internos de la persona. Concretamente se encontró que los factores con efectos significativos en esta intención de cambio son elementos internos como la conciencia sobre la sostenibilidad, así como la actitud per se hacia los beneficios para la sociedad del consumo de productos remanufacturados.

Lo anterior sugiere que las estrategias para impulsar el consumo de productos remanufacturados pudieran dar un mejor resultado en el mediano y largo plazo si, por ejemplo, se promueve y se apoya a organizaciones que fomentan la educación ambiental, más que si se aplica un descuento en el producto.

¿Quieres saber más?

Para informarse con mayor amplitud de este estudio, y de trabajos de investigación antecedentes, sugerimos consultar el artículo de investigación titulado “Green behaviour and switching intention towards remanufactured products in sustainable consumers as potential earlier adopters”, que publicamos en el Asia Pacific Journal of Marketing and Logistics en agosto del 2021.

Referencia

Perez-Castillo, D., & Vera-Martinez, J. (2021). Green behaviour and switching intention towards remanufactured products in sustainable consumers as potential earlier adopters. Asia Pacific Journal of Marketing and Logistics, 33(8), 1776–1797. https://doi.org/10.1108/APJML-10-2019-0611

Los autores

David Perez Castillo es profesor-investigador de la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey en Campus Toluca. Además, es miembro del Sistema Nacional de Investigadores.

Jorge Vera Martínez es profesor-investigador de la Escuela de Negocios y de la EGADE Business School del Tecnológico de Monterrey en la Ciudad de México. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores desde el año 2006.

Gamificación, una estrategia didáctica más allá de la motivación

Por Dra. Elvira G. Rincón-Flores
Artículo de Divulgación

Una de las grandes preocupaciones en el proceso de enseñanza aprendizaje de las Matemáticas es el promover la atención sostenida, la participación y con ello, la mejora del desempeño de los estudiantes. Sin duda, esta preocupación se recrudeció durante el periodo de confinamiento debido a la pandemia Covid-19. Profesores de todo el mundo hicieron grandes esfuerzos para ofrecer escenarios académicos en el que el estudiante se sintiera motivado y comprometido con su aprendizaje a pesar de la virtualidad y la falta de vida universitaria presencial. Una de las estrategias aplicadas y adaptadas a los entornos remotos fue la Gamificación, la cual surgió en el ámbito de la milicia, años más tarde se extendió a los negocios, marketing, salud y desde hace poco más de una década en el campo de la educación (Dichev y Dicheva, 2017). En las áreas de negocios y de marketing la empresa Starbucks es un ejemplo de éxito en el uso de la Gamificación pues aumentó sus ganancias en un 26% cuando se puso en marcha la campaña My Starbucks Rewards (Fisher, 2016).

¿Qué es la Gamificación?

Según Deterding (2015) es una estrategia que, consiste en utilizar elementos del juego en contextos que no lo son, su función es promover el enganche y la motivación, los cuales son elementos significativos en los procesos formativos. Desde la perspectiva de la educación, el enganche consiste en la inmersión del estudiante en el desarrollo de una actividad, es decir, la pasión por desarrollar y concluir las actividades de aprendizaje asignadas.  Además, la Gamificación promueve tanto la motivación intrínseca como extrínseca (Caponeto et al., 2014; Surendeleg et al., 2014), por ejemplo, el reconocimiento favorece a lo extrínseco mientras que resolver un reto que favorece lo intrínseco. También ofrece la oportunidad de experimentar con reglas, emociones y roles sociales. Por lo que esta estrategia puede motivar la atención sostenida y participación de los estudiantes, lo cual favorecerá su aprendizaje. La gamificación, por tanto, se refiere a introducir elementos y experiencias de juego en el diseño de procesos formativos de cualquier área de estudio dirigidos no solo al aprendizaje sino también a desarrollar ciertas habilidades y actitudes, tales como la colaboración, autorregulación del aprendizaje y creatividad. Así, la gamificación puede ser una herramienta valiosa para el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Werbach y Hunter (2012) proponen un esquema de Gamificación que consiste en Dinámicas (narrativa, social, emotiva, etc.), Mecánicas (recompensas, retos, etc. ) y Componentes (badges, avatares, tableros, etc.), con base en estas ideas y con el objetivo de promover el enganche y con ello, mejorar el aprendizaje, se diseñó una metodología de Gamificación basada en un sistema de recompensas, la cual se aplicó en algunos cursos de Matemáticas de las carreras de Ingeniería y de las de Economía y Ciencias Sociales. La metodología está basada en una narrativa de súper poderes, mecánica de recompensas y como componentes: badges, avatares y un tablero de liderazgo.  Cada badge está relacionado a un factor, ya sea cognitivo, de habilidad, de actitud o de valores. Por ejemplo, el badge Flash reconoce la participación destacada, el badge Stark el pensamiento crítico, el badge Fantastic 4 el buen trabajo colaborativo, el badge Groot a la empatía, el badge Spider a la resiliencia y el badge Súper al desempeño destacado.

Figura 1. Vista parcial del tablero del curso de Pensamiento Matemático I.

También se cuenta con el badge Thanos que elimina los badges ganados cuando se incurre en una falta académica. Todos los badges valen 1 puntos a excepción del Stark que vale 2. Cada estudiante puede canjear un máximo de 10 puntos en cada periodo parcial. Cabe comentar que, inicialmente, la gestión de esta metodología de Gamificación era un proceso que implicaba un trabajo laborioso para el profesor, pues el tablero era estático. Actualmente, se cuenta con un tablero dinámico llamado Gamit!. Es una plataforma desarrollada por profesores del Tecnológico de Monterrey y de la Universidad de Lima, en el cual los estudiantes se registran y suben una imagen que los representa de manera anónima, es decir, es su avatar. Conforme los estudiantes van ganando badges el ranking se va moviendo y se les notifica cuando han ganado un badge. El profesor puede descargar un Excel que contiene los puntos ganados por cada estudiante y puede crear su propia narrativa y badges o bien, puede seleccionar alguna que se ofrece en la plataforma. En la Figura 1 se muestra una vista parcial de uno de los tableros creados en Gamit!.

Por otro lado, en los últimos años se ha trabajado en investigar los efectos de la Gamificación generando diversas publicaciones en las que se muestra como la gamificación favorece la motivación, la atención sostenida y el aprendizaje (Rincon-Flores y Santos-Guevara, 2021; Rojas-López et al., 2019; Rincon-Flores et al., 2020). En un estudio reciente, además se buscó establecer diferencias entre los estudiantes de las carreras de Ingeniería versus los de las carreras de Economía y Ciencias Sociales (ECS) con el objetivo de encontrar diferencias toda vez que se aplicó la Gamificación y en un contexto de confinamiento académico (Rincon-Flores et al., 2022). La muestra estuvo compuesta de 45 estudiantes de Ingeniería y 33 de Economía y Ciencias Sociales, los cursos correspondieron a Modelación Matemática Fundamental y Pensamiento Matemático I respectivamente. La mecánica de recompensas se llevó a cabo durante todo el curso. Los instrumentos aplicados fueron: un cuestionario con escala tipo Likert y entrevistas. También se utilizaron las calificaciones.

Los resultados más destacados fueron los siguientes:

  1. El badge más preferido por los estudiantes de Ingeniería fue el Stark (pensamiento crítico) mientras que los alumnos de ECS fue el Flash (participación destacada). Los primeros comentaron que les gustan los retos mientras que los estudiantes de ECS consideran que ganar un badge Flash los motivaba a estar atentos para participar.
  2. Aunque las correlaciones entre las calificaciones, motivación, desempeño destacado, participación destacada y emoción fueron positivas en ambos grupos de estudiantes, los alumnos de Ingeniería mostraron una fuerte correlación entre motivación y desempeño destacado, motivación y participación destacada, motivación y emoción, emoción y desempeño destacado, así como emoción y participación destacada. Mientras que los alumnos de ECS mostraron una correlación moderada a baja.
  3. Con respecto a las calificaciones finales, ambos grupos de estudiantes obtuvieron un promedio mayor a 81 y una tasa de reprobación menor al 14%
  4. No se encontró diferencia significativa con respecto al género y las calificaciones, pero sí con respecto al estatus de becado o no becado.
  5. De acuerdo con las entrevistas, los estudiantes de ambos grupos reconocieron que la mecánica de recompensas los motivó a asistir a clases, a poner atención, a participar y a entregar tareas y actividades de calidad.

En conclusión, la motivación juega un rol importante en el proceso de enseñanza-aprendizaje, en este sentido la Gamificación basada en una mecánica de recompensas propuesta en este artículo de divulgación puede ser de gran valor ya que no solo reconoce los aspectos cognitivos sino a las actitudes, habilidades y valores, elementos importantes en la formación integral del estudiante, además, los estímulos positivos frecuentes promueven un sentido de pertenencia, emociones positivas y seguridad. Finalmente, la Gamificación es una estrategia didáctica que puede aplicarse en cualquier curso y nivel educativo.

Autora

Elvira G. Rincon-Flores holds a Ph.D. in Education Sciences from the University of Salamanca, Cum Laude thesis. Actually, she is an Impact Measurement Research Scientist at the Institute for the Future of Education of the Tecnologico de Monterrey, and she is also a professor at the same institution. She belongs to the National System of Researchers of Mexico, and the research groups: GRIAL and GIIE, the University of Salamanca, and Tecnológico de Monterrey, respectively. She is the leader of the following research projects: Educational Spaces of the Tec 21 model, Gamification in higher education, Student Mentoring, and Adaptive Learning. It also collaborates with the University of Lima in the development of a dynamic platform for Gamification called Gamit!. Her lines of research are the evaluation of educational innovation and educational gamification.

Referencias

  • Caponetto, I., Earp, J., & Ott, M. (2014). Gamification and education: A literature review. Proceedings of the European Conference on Games Based Learning, 1, 50–57. http://www.scopus.com/inward/record.url?eid=2-s2.0-84923559781&partnerID=tZOtx3y1
  • Deterding, S. (2015). The Lens of Intrinsic Skill Atoms: A Method for Gameful Design. Human-Computer Interaction, 30(3–4), 294–335. https://doi.org/10.1080/07370024.2014.993471
  • Dicheva, D., Dichev, C., Agre, G., & Angelova, G. (2015). Gamification in education: A systematic mapping study. Educational Technology and Society, 18(3), 75–88. http://www.scopus.com/inward/record.url?eid=2-s2.0-84938082996&partnerID=tZOtx3y1
  • Fisher, E. (2016). 2016’s Most Important Customer Loyalty Statistic.http://www.annexcloud.com/blog/2016/02/05/ultimate-customer-loyalty-statistics-2016/5.
  • Fredricks, J., Blumenfeld, P., & Paris, A. (2004). School engagement: The potential of the concept, state of the evidence. Review of Educational Research, 74, 59-109. https://doi.org/10.3102/00346543074001059
  • Rincon-Flores, E. G., Mena, J., & López-Camacho, E. (2022). Gamification as a Teaching Method to Improve Performance and Motivation in Tertiary Education during COVID-19: A Research Study from Mexico. Education Sciences, 12(1), 49. MDPI AG. Retrieved from http://dx.doi.org/10.3390/educsci12010049
  • Rincon-Flores, E. G., & Santos-Guevara, B. N. (2021). Gamification during Covid-19: Promoting active learning and motivation in higher education. Australasian Journal of Educational Technology, 37(5), 43–60. https://doi.org/10.14742/ajet.7157
  • Rincon-Flores, E.G, Mena, J., Ramírez, R. & Ramírez-Montoya, M.S. (2020). The use of gamification in a MOOC about energy: Effects and predictive models for participants’ learning. Australasian Journal of Educational Technology, 36(2), 43-59. https://doi.org/10.14742/ajet.4818
  • Rojas-López, A., Rincón-Flores, E.G., Mena, J., García-Peñalvo & Ramírez-Montoya, M.S. (2019). Engagement in the course of Programming in Higher Education through the use of Gamification. Universal Access in the Information Society (UAIS). https://doi.org/10.1007/s10209-019-00680-z
  • Surendeleg, G., Murwa, V., Yun, H. K., & Kim, Y. S. (2014). The role of gamification in education–a literature review. Contemporary Engineering Sciences, 7(29),1609–1616. https://doi.org/10.12988/ces.2014.411217
  • Werbach, K., & Hunter, D. (2012). For the win: How game thinking can revolutionize your business. Wharton Digital Press.

Planear para el futuro: reducir la brecha digital con el diseño

Por Inés Alvarez-Icaza Longoria
Articulo de Divulgación

La rápida evolución tecnológica es lo que ha definido a las dos primeras décadas del milenio. Algunos pensamos que la humanidad se encuentra frente a un momento crucial, en el que cambiar el curso del desarrollo tecnológico puede llevarnos a un mundo más incluyente y justo. Sabemos que las transiciones socio-tecnológicas, aquellas que provocan cambios profundos en la sociedad y su cultura, ocurren en periodos de tiempo largos. Sin embargo, si estos cambios se planean con una visión estratégica, seguramente podremos llegar al futuro que deseamos más justo, sostenible y equitativo. Para ello, es necesario saber cuál es nuestro punto de partida, es decir, qué se ha hecho en la búsqueda de una transición hacia una tecnología más accesible.

Considerando que el acceso a las tecnologías de comunicación e información (TIC’s) son de gran beneficio en las vidas de las personas (Vercruysse & Reid, 2018), resulta relevante eliminar las brechas digitales. En los últimos 20 años, éstas han sido el foco de atención en muchos campos del conocimiento: económico, tecnológico, educativo y social. En diversas partes del mundo, académicos, legisladores y empresarios han discutido sus causas y consecuencias, tratando de entender las diferencias entre las capacidades de las personas para acceder a datos y para usar las tecnologías digitales (World Economic Forum, 2021).

La nueva cara de la desigualdad

Desde el año 2020, a causa de la pandemia por el virus COVID-19, se ha enfatizado sobre la noción de que las brechas digitales son “la nueva cara de la desigualdad” (UN News, 2020) debido el efecto negativo que tienen en el desarrollo individual y comunitario. Además, varios estudios muestran que este fenómeno alienante se relaciona con otras formas de desigualdad como la pobreza, el analfabetismo, la falta de capacitación y educación, la edad, el género, la ubicuidad, etc.

Por lo tanto, gobiernos, empresas, instituciones educativas y sociedad civil han tomado algunos compromisos para cerrar la brecha digital. Entre éstos se cuenta el Cuarto Objetivo de Desarrollo Sostenible: “garantizar una educación de calidad inclusiva y equitativa y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos”. Específicamente, la Meta 4.5 se enfoca en eliminar las disparidades en la educación y garantizar el acceso equitativo a los grupos vulnerables […]” (The 2030 Agenda for Sustainable Development, 2015). Para lograr esta meta, es necesario tomar acciones concretas hacia la formación de habilidades individuales y la eliminación del analfabetismo digital en los grupos de población marginados y vulnerables.

Los adultos mayores, las personas con discapacidad, los miembros de pueblos originarios y también, las mujeres, son grupos de personas que padecen en mayor medida los efectos de la brecha digital. Las consecuencias de conservar esta brecha es que, debido a la rápida evolución tecnológica, ésta se extienda y alcance en el futuro cercano, a aquellos que aún no la ha sufrido. Por otro lado, los beneficios de diseñar tecnología accesible, pueden ser la respuesta a un canal de innovación que provenga directamente de la comprensión de las necesidades de estos grupos de personas.

Para ejemplificar lo anterior, pensemos en una persona de edad avanzada, que no tiene experiencia previa en el uso de un cajero automático. Podemos imaginar que es probable que, al intentar usar el dispositivo, esta persona experimentará procesos frustrantes o fallidos, lo que le apartará de recibir los beneficios de esta tecnología. Durante este proceso hay información (datos) que pueden ser extraídos de esta interacción, entre la persona y el
dispositivo, y que pueden ser de gran ayuda para entender la mejor forma de diseñarlo en el futuro cercano. Una observación detallada del comportamiento de las personas, que no son usuarios típicos de tecnología, podría conducir a nuevas y mejores formas de diseñar los servicios y productos. De ser así, entonces este conocimiento también puede promover el incremento de capacidades y habilidades en la persona, porque se estaría partiendo directamente de las necesidades de los usuarios.

Mapeo e investigación del digital gap

Lo anterior es el planteamiento de una investigación realizada en el programa de doctorado en Ciencias de la Ingeniería en el Tecnológico de Monterrey. Como parte de ese trabajo, se realizó un mapeo sistemático de literatura de 180 artículos publicados desde el año 2000 hasta el 2021, sobre “Brecha Digital” (digital gap). El propósito de este mapeo es  comprender cómo el diseño de tecnología ha abordado la atención a los grupos de personas mencionados y si se ha considerado, en el proceso de diseño, las capacidades de los individuos como eje de diseño.

Para llevar a cabo el mapeo, los documentos fueron recuperados desde dos bases de datos, agregando términos relacionados con el género, la edad, la etnia y las discapacidades: los grupos de población que son especialmente vulnerable a los efectos de esta brecha. Posteriormente, se hizo una selección para encontrar aquellos que no aportaran al tema o se refirieran a otras definiciones del problema, lo que llevó a analizar a conservar únicamente 158 documentos con el enfoque deseado.

Algunos hallazgos

Después del análisis de los documentos recuperados en la búsqueda, el mapeo concluyó que:

  1.  Los enfoques para abordar este tema son tan diversos como las causas de este problema, que existe en múltiples niveles, es complejo e interconectado con otras formas de inequidad.
  2. Se encontró una diferencia significativa en la cantidad de reportes generados en países menos desarrollados (comparando con los países desarrollados), por lo que no fue posible tener una imagen completa de la situación a nivel mundial.
  3. La mayoría de los artículos publicados en la última década reportan un diagnóstico sobre el estado de la brecha digital y sólo 65 artículos describen la respuesta de aceptación de la tecnología en diferentes grupos de personas
  4. Finalmente, no se encontró ningún artículo que mencione procesos de diseño de TIC’s que consideren específicamente las necesidades y capacidades de los grupos vulnerables a las brechas digitales.

Por lo anterior, podemos pensar que generar información sobre el comportamiento de las personas, durante el uso de un dispositivo tecnológico, puede ser una respuesta ante la brecha digital. Esta investigación propone entonces, guiar hacia una mejor comprensión de las interacciones hombre-dispositivo, y aplicar esta información al diseño de productos y sistemas de servicios inteligentes, sensibles y sostenibles. Se espera que la información registrada conduzca a lineamientos de diseño para la identificación de características y capacidades de dispositivos tecnológicos.

Referencias

  • The 2030 Agenda for Sustainable Development. (2015). Sustainable Development Goal
    4 (SDG 4). La Asamblea General Adopta La Agenda 2030 Para El Desarrollo Sostenible. https://sdg4education2030.org/the-goal
  • UN News. (2020). Global perspective Human stories. https://news.un.org/en/story/2021/04/1090712
  • Vercruysse, J., & Reid, F. (2018). World Economic Forum. The Fourth Industrial
    Revolution Can Close the Digital Divide. This Is How.
    https://www.weforum.org/agenda/2018/09/how-do-we-close-the-digital-dividein-the-fourth-industrial-revolution/
  • World Economic Forum. (2021). Error 404: Barriers to Digital Inclusivity. Reports.
    http://reports.weforum.org/global-risks-report-2021/error-404-barriers-to-digitalinclusivity/

Autora

Inés Alvarez-Icaza Longoria es Diseñadora Industrial por la Universidad Nacional Autónoma de México en 2003. Maestra en Ciencias y Artes para el Diseño, en el área Diseño, Tecnología y Educación por la Universidad Autónoma Metropolitana, U. Xochimilco, 2013. Candidata a doctorado desde 2019 en la Escuela de Ingeniería y Ciencias, en el Tecnológico de Monterrey, bajo la tutoría del Dr. Arturo Molina. Es Profesora del Departamento de Diseño en el Tecnológico de Monterrey, Campus Ciudad de México, desde 2014, y directora del programa de Licenciatura en Diseño Industrial de 2015 a 2018. Miembro del Grupo Interdisciplinario de Investigación “Escalando el Pensamiento Complejo para Todos” del Institute for the Future of Education y miembro fundador del Taller Interuniversitario de Diseño en la Ciudad de México. También es par evaluadora del Consejo Mexicano para la Evaluación de Programas de Diseño (COMAPROD), desde 2016, y ha sido parte del jurado de la Bienal Mexicana de Diseño, Premio Nacional de Diseño y el Design Spotlight de la Organización Mundial del Diseño. Ha publicado y presentado ponencias en foros nacionales e internacionales y desarrollado desde el 2002, diversos proyectos de accesibilidad y diseño universal, tanto para el sector público como para el privado. Sus áreas de investigación son Metodologías de Diseño, Diseño para la Innovación Social, Diseño de Transición y Diseño Inclusivo.

Basura COVID: La siguiente ola de la pandemia

Por Ana Muro, Cesar Treviño, Ivana Esquivel, Ladislao Sandoval, Gloria Dimas, Alejandro Montesinos / Artículo de divulgación

En el año 2022, poco a poco la enfermedad del COVID-19 parece ceder entre la población. De hecho, se espera que en los primeros meses el 70% de la población mundial se encuentre vacunada. Debido a esto, en varios países, las restricciones relacionadas con la pandemia han disminuido. Para inicios de junio del 2022, de acuerdo con la página oficial del Gobierno de México, todos los estados de la república (a excepción de Querétaro) ya tenían meses de haber reducido las restricciones relacionadas con el COVID. Tanto la movilidad como las actividades económicas y sociales se dan de manera habitual, la educación regresará por completo a la normalidad presencial y el uso de cubrebocas en espacios públicos cerrados es únicamente obligatorio dentro del transporte público (1). ¡Parece que por fin podremos quitarnos la mascarilla! Sin embargo, ¿dónde acabarán esos residuos?

Desde 1980 ha aumentado la emisión de gases de efecto invernadero y, en la actualidad, se ha sobrepasado el límite de dióxido de carbono (CO2) por aproximadamente 130 ppm (2, 3). En países desarrollados el promedio de la huella de carbono por habitante suele ser muy alto, ésta ronda las 25 toneladas por millón de CO2 (4), lo cual ha traído consecuencias al ambiente que hoy en día son vistas con más frecuencia.

Imagen 1: Residuos urbanos de mascarillas COVID.

Contaminación por mascarillas

Con una duración de hasta 450 años, los plásticos han sido una de las causas más trascendentales en la contaminación del medio ambiente. Es probable que no veamos los residuos de basura COVID en una pila inmensa a las afueras de una ciudad; sin embargo, actualmente estos presentan un problema en México, pues alrededor de 90 toneladas diarias se han generado durante la pandemia actual en nuestro país de acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (5). Aunado a esto, hay evidencias de problemáticas ambientales relacionadas con la ingestión de mascarillas por parte de animales, además de escurrimiento de compuestos tóxicos y microplásticos (6). Por lo tanto, ¿qué se puede hacer con estos residuos?

¿Qué es la pirólisis?

Ante el problema de contaminación por mascarillas, se han propuesto algunas alternativas tecnológicas para minimizar su impacto medioambiental; una de estas estrategias es la pirólisis, el cual es un proceso de reacción química que consiste en calentar a altas temperaturas un material en ausencia de oxígeno del aire. Este proceso es muy útil tomando en cuenta su versatilidad en el tipo de productos químicos generados.

Imagen 2. Esquema del proceso básico de pirólisis.

Una reacción química es un proceso en el cual una o más sustancias se transforman en una o más sustancias distintas. Por ejemplo, al hacer una carne asada se llevan a cabo diversas reacciones químicas, una de ellas es la transformación del carbón (antes de quemarlo) en cenizas, cuya naturaleza es distinta al material inicial. Por otro lado, los catalizadores son materiales que modifican el mecanismo de una reacción química, teniendo efectos positivos como cambio en el tiempo y temperatura de operación, además de alteración en la distribución de los productos. El uso de la tecnología de pirólisis junto con catalizadores se conoce como “pirólisis catalítica”.

Imagen 3. Esquema del proceso de pirólisis catalítica.

Varios grupos de investigación han reportado el uso de pirólisis para el aprovechamiento de residuos de mascarillas COVID; por ejemplo, investigadores de Corea realizaron pirólisis de mascarillas certificación KF-94 junto con un catalizador sintético para producir químicos con potencial uso en combustibles. Los resultados obtenidos demostraron alta producción de compuestos de interés, como hidrógeno y metano (7).

Investigación hecha en el Tec

¿Qué productos útiles pueden obtenerse a partir de la aplicación de pirólisis en mascarillas COVID? En el Tecnológico de Monterrey se ha estado realizando investigación científica relacionada con pirólisis de mascarillas COVID-19. Recientemente, se encontró que, al calentar este tipo de material en condiciones de ausencia de aire, pueden obtenerse principalmente líquidos y gases; entre los productos gaseosos más relevantes se encuentran el hidrógeno molecular (H2) y el monóxido de carbono (CO). Mientras que el hidrógeno por sí solo es considerado una fuente limpia de energía, los dos compuestos antes mencionados presentan potencial para producir combustibles líquidos a través de una reacción química donde ambos se combinan.

De acuerdo con los resultados preliminares de esta investigación (8), el proceso de pirólisis catalítica de mascarillas promueve la generación de por lo menos dos veces más hidrógeno, a temperaturas hasta 100 °C más bajas, en comparación con la pirólisis no catalítica. Todo esto se logra con una descomposición de entre el 95 y 100% de las mascarillas, lo que significa que, de tener un residuo plástico peligroso para el medio ambiente, pueden obtenerse productos químicos útiles para la sociedad, aportando así a la reducción tanto en el uso de combustibles fósiles como en la contaminación ambiental.

En conclusión, las concentraciones de gases de efecto invernadero en el planeta están por llegar al límite máximo posible para evitar eventos catastróficos producidos por el cambio climático. Por eso, considerando que el uso de mascarillas va a continuar, tomar acción y reducir los posibles desechos de la basura COVID se ha vuelto una prioridad. La aplicación de tecnologías como la pirólisis nos permiten el aprovechamiento de estos, transformando así los residuos en “tesoro”. Esta y otras alternativas siguen tomando terreno, por lo que se está investigando su uso y desarrollo no solo de la manera convencional, sino también mediante el uso de fuentes de energía renovables como la energía solar. Hoy más que nunca se necesita de innovación responsable y sostenible para el control de la alta demanda de plásticos de todo tipo. Conocer y transmitir a nivel global las nuevas tecnologías presentes en las industrias son el paso final para la evolución de procesos más eficientes, sostenibles y amigables con el medio ambiente.

Autores

  • Ana Patricia Muro Cano es estudiante de sexto semestre de la carrera de Ingeniería Química en el Tecnológico de Monterrey Campus Monterrey. Pertenece al grupo de investigación en Energía y Cambio Climático. a01652287@tec.mx
  • Cesar Antonio Treviño Rodríguez es estudiante de sexto semestre de la carrera de Ingeniería Química en el Tecnológico de Monterrey Campus Monterrey. Pertenece al grupo de investigación en Energía y Cambio Climático. a01197432@tec.mx
  • Ivana Gabriela Esquivel López es estudiante de octavo semestre de la carrera de Ingeniería en Nanotecnología y Ciencias Químicas en el Tecnológico de Monterrey Campus Monterrey. Pertenece al grupo de investigación en Energía y Cambio Climático. a00825796@tec.mx
  • Ladislao Sandoval Rangel es Doctor en Ciencias con orientación en Procesos Sustentables. Actualmente es investigador posdoctoral en la Escuela de Ingeniería y Ciencias del Tecnológico de Monterrey. Pertenece al grupo de investigación en Energía y Cambio Climático. sandoval.r@tec.mx
  • Gloria Lourdes Dimas Rivera es Doctora en Ciencias con orientación en Procesos Sustentables. Actualmente es profesora e investigadora en la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Pertenece al Sistema Nacional de Investigadores, nivel Candidato. gdimasr@uanl.edu.mx 
  • Alejandro Montesinos Castellanos es Doctor en Ingeniería Química. Actualmente es profesor investigador y líder del grupo de investigación en Energía y Cambio Climático. Pertenece al Sistema Nacional de Investigadores, Nivel II. Alejandro_Montesinos@tec.mx

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Referencias

El problema del sargazo en el Caribe mexicano esconde grandes oportunidades

Por Danay Carrillo NievesJorge Gabriel Orozco González y Tomás García Cayuela
Artículo de divulgación

El sargazo pelágico es un conjunto de algas marinas que habitan en el Mar del Sargazo, en el Océano Atlántico y en los últimos años han tenido un crecimiento acelerado y se han esparcido, abatiendo contra las costas de muchos países del oeste de África y el Golfo de México. El impacto negativo que han tenido las denominadas “Golden Tides” se puede sentir desde la salud del ecosistema local, hasta la economía de las regiones afectadas. El problema comenzó a recrudecerse desde el 2011 y prevalece hasta hoy en día. Estrategias de mitigación incurren en el uso del sargazo como fertilizante, sin embargo, hay una alternativa mucho más lucrativa y relevante: los biocombustibles.

Las energías verdes

Los biocombustibles son fuentes de energía limpias y renovables, las cuales se obtienen a partir del procesamiento de biomasa (agrupaciones de tejidos o células, sean del tipo que sean). A diferencia del petróleo o el carbón, los biocombustibles producen menores cargas de gases de efecto invernadero al consumirse. Ejemplos del uso de estos recursos incluyen estufas que usan biogás, camiones que funcionan con biodiesel y gasolina combinada con bioetanol para los automóviles.

La transición de una economía basada en combustibles fósiles a una economía basada en energías limpias es la clave para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y frenar el cambio climático. Previamente, se habían intentado usar otras fuentes para la generación de biocombustibles a nivel industrial, pero dichos intentos fallaron. El sargazo tiene un atractivo que otros tipos de biomasas no tienen y que lo hace ideal: es gratis.

La alternativa

En el pasado fallaron diversos intentos de producir biocombustibles a base de cultivos terrestres, dado que éstos compiten con la tierra que usan los agricultores para otros cultivos y gastan una cantidad elevada de agua, fertilizantes y materiales. El sargazo es producido en el océano Atlántico por la naturaleza y llega a nuestras costas en su etapa adulta, listo para ser procesado. No se necesita gastar agua, ni espacio en tierra firme para obtener una gran cantidad de biomasa. La parte más laboriosa es la recolección del sargazo de las playas, pero esta parte incluso ya se hace actualmente, dado que ni el gobierno ni el público general quiere algas pungentes en las playas. El valor agregado que puede ofrecer la transformación de sargazo a biocombustibles como el biogás o el bioetanol podría incentivar una cadena de valor que permita la recolección mar adentro.

El proceso de transformación del sargazo a biocombustible no es tan simple como parece, aunque numerosos estudios científicos actuales proponen tecnologías optimizadas con altos rendimientos de producción. La economía circular y los procesos sustentables son factores claves para aprovechar al máximo el potencial del sargazo, obteniendo así un negocio rentable y respetuoso con el medio ambiente.

Figura 1. Mapa de las dos regiones principales de proliferación de Sargassum (1- Mar de los Sargazos [primavera y verano]; 2- NERR Región de recirculación ecuatorial del norte [Maduración y gran crecimiento]). Vista aérea de la marea de Sargazo en el estado mexicano de Quintana Roo (abril de 2021). Foto cortesía de Sara Saldarriaga Hernández

Figura 2: Transformación de sargazo en biocombustible mediante pretratamiento hidrotermal. Sargazo en la playa (A). Pretratamiento hidrotermal (B). Digestión anaeróbica (C). Biogás recolectado de la fase gaseosa y fertilizante recolectado del digestato sólido-líquido (D).

La perspectiva a futuro

Por ahora, el sargazo ha sido una maldición para la economía y el turismo local, pero no tendría que serlo por siempre. La oportunidad ha sido detectada. Múltiples científicos alrededor del mundo realizan investigación, iniciativas tanto del sector privado como público para el desarrollo a gran escala de estas propuestas para valorizar el sargazo y leyes públicas que permitan una gestión eficiente, son los siguientes pasos para aprovechar este recurso que el océano nos está brindando.

Ficha de autor

Danay Carrillo Nieves es Doctora en Ciencia y Tecnología de Alimentos. Es profesora investigadora de la Escuela de Ingenierías y Ciencias del Tec de Monterrey, campus Guadalajara. Líder del Grupo de Investigación Carrillo Biorefinery Lab. danay.carrillo@tec.mx

Jorge Gabriel Orozco González es estudiante de octavo semestre del Programa de Ingeniería en Biotecnología de la Escuela de Ingenierías y Ciencias del Tec de Monterrey, campus Guadalajara. Pertenece al Grupo de Investigación Carrillo Biorefinery Lab. jorge.gog@gmail.com

Tomás García Cayuela es Doctor en en Ciencia y Tecnología de Alimentos. Es profesor investigador de la Escuela de Ingenierías y Ciencias del Tec de Monterrey, campus Guadalajara. Líder del Grupo de Investigación Food and Biotech Lab. tomasgc@tec.mx

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El artículo científico completo lo puedes encontrar en: https://doi.org/10.3389/fmars.2021.791054

  • Ghani, H. U., & Gheewala, S. H. (2021). Environmental Sustainability Assessment of Molasses-based Bioethanol Fuel in Pakistan. Sustainable Production and Consumption, 27, 402–410. https://doi.org/10.1016/j.spc.2020.11.013
  • Milledge, J. J., & Harvey, P. J. (2016). Golden Tides: Problem or golden opportunity? The valorisation of Sargassum from beach inundations. Journal of Marine Science and Engineering, 4(3). https://doi.org/10.3390/jmse4030060
  • Thompson, T. M., Ramin, P., Udugama, I., Young, B. R., Gernaey, K. v., & Baroutian, S. (2021). Techno-economic and environmental impact assessment of biogas production and fertiliser recovery from pelagic Sargassum: A biorefinery concept for Barbados. Energy Conversion and Management, 245(June), 114605. https://doi.org/10.1016/j.enconman.2021.114605

La vida y el trabajo al 2040: entre los roles tradicionales y la economía informal

Por Guillermina Benavides y Yolanda Montes
Artículo de divulgación

En México la participación laboral de las mujeres de 25 a 54 años, edad crítica para la crianza de los hijos, ha aumentado desde 42% en 1995 hasta 56% en 2018 (OCDE, 2018). Los indicadores referentes al uso del tiempo reflejan que las mujeres mexicanas dedican un total de 383 minutos diarios al trabajo del hogar, incluyendo labores domésticas, de cuidados y organización, mientras que los hombres dedican 137 minutos (OCDE, 2018).

La incorporación de las madres a la vida laboral trajo consigo un nuevo paradigma. Sin embargo, el arquetipo patriarcal que le adjudica como obligación la tarea reproductiva del hogar no se modificó (Larguía & Domoulin, 1976). La participación de la mujer en el trabajo remunerado no fue acompañada de la participación del hombre en el ámbito doméstico y familiar.

Las mujeres también enfrentan una cultura adversa en las empresas que obstaculizan su desarrollo profesional, fenómeno conocido como el techo de cristal (Departamento del Trabajo de EUA, 1991). Chinchilla (2006) muestra que los principales factores que inhiben el ascenso de las mujeres en las organizaciones son: priorizar otras actividades, ausencia de políticas de flexibilidad, falta de oportunidades profesionales y responsabilidades familiares.

Otro fenómeno que impide a la mujer ascender a los más altos escaños empresariales es el llamado suelo pegajoso, que se refiere a las trabas que las mujeres enfrentan para ascender organizacionalmente y las mantiene en puestos jerárquicos medios o bajos (Bucio, 2014).

Visualización al año 2040

El trabajo que desarrollamos visualiza cuatro escenarios futuros para del balance de la vida y el trabajo para las familias mexicanas de ingresos medios al 2040. Se realizaron 20 entrevistas semiestructuradas con familias, hombres y mujeres, que viven en el conflicto de conciliar lo laboral con lo familiar. Se realizó un análisis de tendencias para identificar los principales impulsores de cambio que pueden afectar el balance de vida y trabajo para las familias.

Las tendencias que se identificaron se muestran en la tabla siguiente:

Tendencias que afectan los hogares y las estructuras familiares.

Las entrevistas realizadas permitieron identificar dos incertidumbres críticas con un alto grado de incertidumbre e impacto, lo que a su vez derivó en cuatro narrativas de escenarios:

Escenario 1: Mamá, vuelve a casa

Este escenario presenta un contexto de mercado laboral altamente rígido, pero con concesiones para las madres y la permanencia de la familia tradicional como el modelo familiar más común. En México, predomina el esquema de trabajo formal bajo contratos rígidos. Las jornadas son largas por la competitividad que se genera entre los empleados  que se resuelve a favor del empleado con mayor disponibilidad de tiempo y preparación. La mayoría de las mujeres con hijos prefirieron volver a casa al menos parcialmente aprovechando los esquemas laborales de tiempo parcial o del teletrabajo. Esta situación provocó un estancamiento en cuanto a la equidad de género en el trabajo y han reforzado el techo de cristal.

Escenario 2: Nuevas familias, viejos dilemas

Este escenario presenta un contexto de mercado laboral moderadamente flexible, en conjunto con un concepto familiar que ha evolucionado gradualmente a nuevos modelos familiares. Las opciones de teletrabajo y las jornadas más cortas fueron una concesión lograda a cambio de la permanente disponibilidad móvil. El emprendimiento independiente tuvo un fuerte auge hace algunos años, pero la falta de políticas para proporcionar seguridad social y jubilación para los emprendedores hizo que fuera una moda pasajera. Aunque la equidad de género ha progresado, existe un ambiente de discriminación hacia los empleados con hijos. El gobierno obligó a las empresas a otorgar licencias de paternidad y maternidad de igual duración y concesiones por igual a las parejas con hijos.

Escenario 3: Familias emprendedoras

Este escenario presenta un contexto de mercado laboral flexible, junto al modelo de familia tradicional. En el 2040 en México no existen jornadas laborales, todo cuanto hay se asigna por proyecto y se resuelve en el tiempo que se comprometió para la entrega. Los nuevos empleados son altamente productivos gracias a la tecnología y alta preparación, definen sus horarios y pueden trabajar para varias firmas a la vez. Ante la proliferación de la economía del emprendimiento y el colapso de los sistemas de jubilación en años recientes, el gobierno reestructuró las políticas laborales y de salud, por lo que los empleados saben que trabajarán hasta su vejez. Las familias tradicionales aún son el modelo preferido por las parejas, generalmente solo hay un hijo, como máximo dos ante la ausencia de sueldos constantes, seguros de gastos e incertidumbres económicas.

Escenario 4: Emprendedores e independientes

Este escenario presenta un contexto de mercado laboral totalmente flexible, junto a un nuevo modelo familiar en el cual los hijos no son parte. En 2040, el 50% de los trabajos en México son de emprendedores independientes que asumen contratos ante diversas empresas de forma simultánea, de tal forma que acuerdan tiempos de entrega para cada proyecto, pero no tienen un horario comprometido con ninguno de sus empleadores. Las marcadas diferencias entre las posibilidades de crecer profesionalmente entre los padres y madres que trabajan y los empleados sin hijos, en conjunto con la creciente cultura individualista, ha terminado por echar abajo la tasa de fertilidad. Las familias tradicionales son cada vez menos, las parejas prefieren no tener hijos para no mermar su tiempo personal y las posibilidades de crecer en el medio laboral.

  • El futuro del hogar y las estructuras familiares: se refiere a la posible composición familiar y su dinámica de distribución de trabajos en el futuro. Los extremos del eje representarán a la familia tradicional (visión patriarcal) o a la nueva familia (mayor equidad de género).
  • El futuro del mercado laboral: se refiere a la existencia de un mercado laboral rígido frente a un mercado laboral flexible debido al surgimiento de la economía del emprendimiento.

las tendencias marcan que la equidad de la mujer y el hombre no se logrará en este siglo XXI

Reflexiones finales

El análisis mostró que las tres variables clave para generar balance en la vida y el trabajo de los padres y madres de familia mexicanos son: el nivel de la carga del trabajo del hogar, el grado de equidad para distribuirlo en la pareja, y la flexibilización de las demandas laborales. Para lograr el balance entre la vida laboral y la vida familiar es necesaria la coordinación de los tres actores principales del conflicto: el Estado, las empresas y los padres y madres, en una misma dirección.

El primer hallazgo que trajo consigo la generación de escenarios, fue el hecho de que en ninguno de ellos se logra la equidad de género en el contexto laboral. A excepción de aquel en el que se deja de lado la paternidad y maternidad permite un ambiente de equidad en el hogar. Lo cierto es que las tendencias marcan que la equidad de la mujer y el hombre no se logrará en este siglo XXI, y aunque es claro que la ideología patriarcal esta cambiando, lo hace de forma lenta.

Pese al alto número de entrevistadas que asumen como un botín de batalla ganada concesiones laborales dirigidas exclusivamente a las madres de familia trabajadoras, como la licencia de maternidad, los tiempos parciales, los esquemas de teletrabajo; el estudio concluye que son sin duda mecanismos que consolidan la situación de subordinación laboral de la mujer.

La cadena de mecanismos sociales que mantienen a la mujer en el hogar, funcionan casi como una suerte de cautiverio. La distribución actual de las responsabilidades del hogar es el motor de la “doble presencia”, que hace el “suelo pegajoso” infranqueable; y aunque una mujer escape, siempre estará ahí el “techo de cristal” para mantenerla en ciertas labores, en ciertas profesiones y en ciertos niveles, que serán en conjunto los principales artífices de la brecha salarial de género. La cadena es, en otras palabras, un ciclo interminable de injusticias sociales que sólo puede acabarse con la participación consciente, y entusiasta de los hombres, cuando entiendan que la calidad de vida de la mujer y la posibilidad de que se desempeñe profesionalmente de forma plena, son una oportunidad social, y por tanto, una causa común.

Para lograr la participación del hombre en la redistribución de las labores del hogar, es indispensable la participación del Estado y la empresa. El primero, creando programas sociales y con un actuar legislativo dirigido y dispuesto a influir en las estructuras familiares a favor de la equidad de género; y las empresas, asumiendo dentro de su propia ideología, y transmitiendo a partir de sus horarios, concesiones laborales y prácticas profamilia.

¿Quieres saber más?

Este artículo de divulgación está basado en el artículo de investigación:

Benavides Rincón, Guillermina y Yolanda Montes Martínez, Work/family life by 2040: Between a gig economy and traditional roles, Futures, Vol 119, 2020, 102544, https://doi.org/10.1016/j.futures.2020.102544.

Lubricantes de microalgas: una alternativa verde para la industria

Por Leonardo FarfanMariana Franco y José Pérez 
Artículo de divulgación

Los lubricantes son materiales de gran importancia práctica ya que permiten reducir la fricción y el desgaste de superficies en movimiento. Desafortunadamente, la mayoría de los lubricantes utilizados en la actualidad son derivados del petróleo y su uso y desecho tienen un impacto ambiental significativo, ya que dañan el medio ambiente, tienen baja degradabilidad y propician daños a la salud.

Por ejemplo, un litro de grasa o aceite derivados del petróleo arrojado directamente al drenaje, lo cual infortunadamente es todavía una práctica común en nuestro país, contamina más de mil litros de agua y puede llegar a formar “tapones” que impiden el flujo de las aguas residuales y provocan daños en las tuberías e inundaciones.

En las últimas décadas se han investigado muchas alternativas para reemplazar los lubricantes derivados del petróleo. Las más prometedoras son aquellas que involucran el uso de aceites extraídos de semillas vegetales como la palma, el ricino, la jojoba y el girasol, entre otros, los cuales pueden biodegradarse tanto en cuerpos de agua como en la tierra. Gracias a estas investigaciones se ha determinado que inclusive estos aceites vegetales mezclados con algunos aditivos pueden ofrecer mejores propiedades lubricantes en comparación con aquellos derivados del petróleo.

Sin embargo, existe un problema grave de sustentabilidad cuando se recurre de manera masiva al uso de estos aceites vegetales para producir lubricantes, ya que en muchos casos estos forman parte de nuestra alimentación básica, creando una competencia entre las necesidades de consumo humano y las industriales, así como por tierras cultivables provocando una posible alza en los precios de dichas materias primas.

Afortunadamente, existe una nueva solución ecológica y sustentable a estos problemas, que consiste en la producción de lubricantes “bio” hechos a base de aceite de microalgas para diversas aplicaciones industriales. Las microalgas son microorganismos fotosintéticos que utilizan la luz del sol como fuente de energía y producen oxígeno de forma natural.

Estos microorganismos tienen la capacidad de crecer sin el uso de tierras cultivables en ambientes marinos y en agua dulce, así como en medios artificiales y aguas residuales, y generar diferentes tipos de biomoléculas de gran utilidad como proteínas, antioxidantes, complementos alimenticios, aceites, entre otros.

Las microalgas pueden ser producidas en diferentes tipos de fotobiorreactores, los cuales son dispositivos capaces de mantener un medio estable (temperatura, pH, baja concentración de O2) y proporcionar los nutrientes y luz necesarios para el crecimiento de algas. Los fotobiorreactores se dividen generalmente en abiertos y cerrados, y pueden operar tanto en interiores como en exteriores. En ambos casos, la agitación y el mezclado son necesarios para homogenizar el cultivo, distribuir los nutrientes y proporcionar las cantidades adecuadas de luz para llevar a cabo de proceso de fotosíntesis. Los fotobiorreactores cerrados usualmente se fabrican con tubos de vidrio o de plástico, los cuales permiten el control de la evaporación del agua y disminuyen los riesgos de contaminación. Ese tipo de reactores ocupan áreas reducidas y se utilizan principalmente para producción a pequeña escala. Sin embargo, los fotobiorreactores abiertos (Figura 1) ocupan extensiones mucho más grandes, pueden localizarse en lagos y estanques, y son usados para producción a gran escala. La desventaja los fotobiorreactores abiertos es su exposición al ambiente, lo que se traduce en pérdidas significativas de agua por evaporación y en riesgo de contaminación por otros microorganismos.

Figura 1. Fotobiorreactor abierto para cultivo de microalgas

El proceso para la obtención de aceites de microalgas involucra la selección de una especie apropiada de microalga (por ejemplo “Chlorella sp.”), su cultivo en fotobiorreactores bajo condiciones controladas, la cosecha de la biomasa de las microalgas y, finalmente, la extracción y purificación del aceite. Posteriormente, el aceite extraído debe ser modificado mediante tratamientos particulares de conversión química y su formulación se realiza posteriormente empleando aditivos”, lo cual se realiza en función de la aplicación industrial deseada (Figura 2). Algunas de las aplicaciones más importantes para estos aceites en la industria son como lubricantes de motor y transmisión de engranes, como grasas para rodamientos, como fluidos de corte, como aceites para transformador o lubricantes de motosierras, así como fluidos para perforación, entre otras.

Figura 2. Proceso global de generación de aceites provenientes de microalgas

En esta investigación se lograron identificar los avances más recientes en el proceso de crecimiento y generación de aceites de microalgas, las especies más prometedoras para la producción de aceites con buenas propiedades lubricantes y los procesos de conversión química más adecuados para formular lubricantes para diversos usos industriales. Utilizando esta información se elaboró una guía de selección, modificación y producción de aceites de microalgas que permitirá desarrollar una nueva clase de biolubricantes biodegradables y sustentables que podrían reemplazar a los lubricantes derivados del petróleo a mediano plazo.

Autores

Leonardo Israel Farfan Cabrera. Es Doctor en Ciencias en Ingeniería Mecánica con Orientación en Tribología, lubricantes, biolubricantes, materiales avanzados y vehículos eléctricos, Profesor Investigador de la Escuela de Ingeniería y Ciencias del Tecnológico de Monterrey, Campus Puebla, y líder del Laboratorio de Tribología Automotriz (Electromovilidad). farfanl@tec.mx

Mariana Franco Morgado. Es Doctora en Ingeniería Ambiental. Investigadora Postdoctoral con Orientación en Producción de microalgas en la Escuela de Ingeniería y Ciencias del Tecnológico de Monterrey, Campus Puebla. mariana.franco@tec.mx

José Pérez González es Profesor e Investigador en la Escuela Superior de Física y Matemáticas del Instituto Politécnico Nacional. Doctor en Ciencias en Metalurgia y Materiales, con orientación en Reología, Materiales Blandos, Tribología y lubricantes. jperezgo@ipn.mx

Para más información

Farfan-Cabrera, L. I., Franco-Morgado, M., González-Sánchez, A., Pérez-González, J., Marín-Santibáñez, B. M. (2022). Microalgae biomass as a new potential source of sustainable green lubricants. Molecules, 27(4), 1205. https://doi.org/10.3390/molecules27041205

Nowak, P., Kucharska, K., & Kamiński, M. (2019). Ecological and health effects of lubricant oils emitted into the environment. International Journal of Environmental Research and Public Health, 16(16), 3002. https://doi.org/10.3390/ijerph16163002

Shuba, E.S., Kifle, D. (2018). Microalgae to biofuels: ‘Promising’ alternative and renewable energy, review. Renew. Sustain. Energy Rev.2018, 81, 743–755.

Soni, S., Agarwal, M. (2014). Lubricants from renewable energy sources—A review. Green Chemistry Letters and Reviews, 7, 359–382.

¿Cómo una computadora es capaz de reconocer las acciones humanas de forma autónoma?

Por Fernando Camarena, Ricardo Cuevas, Miguel González y Leonardo Chang
Artículo de divulgación

En algún punto de nuestra vida hemos tenido el sueño, ¿O temor?, de que aquello que llamábamos ficción se convierta en una realidad. ¿Será la intersección entre la visión por computadora (CV) y la inteligencia artificial (AI) la clave para este camino?

Muy probablemente, sin darnos cuenta, ya hemos sido beneficiados por estas tecnologías. Al tomar nuestro teléfono celular, tenemos aplicaciones de CV y AI que van desde un sistema biométrico de reconocimiento facial hasta la modificación de imágenes digitales mediante filtros fotográficos, utilizados ampliamente en redes sociales.

Sin embargo, el impacto y límite de aplicación está lejos de ser alcanzado. A través de sus programas de posgrado, el Tecnológico de Monterrey impulsa la sinergia entre estudiantes y  profesores investigadores para el desarrollo de aplicaciones con potencial transformador. Dentro de la línea de investigación de aprendizaje automático (Machine Learning), encontramos diferentes proyectos, incluyendo la videovigilancia inteligente, mismos que se aplican tanto a nivel teórico como práctico.

La videovigilancia inteligente tiene el objetivo de otorgar “capacidades” a las videocámaras, incluyendo la detección de anomalías, peleas, armas o accidentes. Para lograrlo, se necesita enseñarle a una computadora a ver y entender su entorno visual. Pero, ¿Cómo podemos hacer esto? En este artículo hablaremos del proceso de cómo un ordenador reconoce la acción humana en videos.

El primer paso es entender qué es una acción; imaginemos que saludamos a una persona. Probablemente, la imagen mental creada involucra el característico movimiento de la mano y es que de forma inconsciente solemos asociar un mensaje a una secuencia de gestos. Es precisamente a esta secuencia codificada a lo que llamaremos “Acción”.

Ahora que ya entendemos qué queremos reconocer, nos enfocaremos en explicar de forma breve cómo se forma una imagen digital. Una cámara está equipada con diversos sensores sensibles a la luz visible. Cada uno de estos sensores tiene múltiples “píxeles” acomodados en una retícula. Cada uno de los píxeles produce una carga eléctrica proporcional a la cantidad de luz que recibe, carga que estará en un rango de 0 a 255. En otras palabras, una imagen digital es una matriz que contiene valores entre 0 y 255, como se muestra en la figura 1.

Figura 1: formación de una imagen digital

Un video es tan solo una secuencia de imágenes que puede ser usada para reconocer una acción. El método propuesto por nuestro grupo de investigación en el Tecnológico de Monterrey contempla 3 pasos:

  • Caracterización del video
  • Entrenar un modelo de inteligencia artificial
  • Inferencia del modelo de inteligencia artificial

Caracterización del video

Dos personas que no hablan el mismo idioma necesitan de un artefacto traductor que les permita entenderse. Esto mismo ocurre en las computadoras, es necesario transformar los datos para que una computadora pueda entender de la mejor manera el concepto de acción.

A esto paso lo llamaremos “caracterización del video” y lo dividiremos en tres sub-pasos: muestreo, seguimiento y observación. El muestreo consiste en saber qué partes de la imagen vamos a analizar. La opción trivial consiste en examinar toda la matriz de información, pero el cómputo será tardado e innecesario. Entonces, una mejor manera es identificando las locaciones de interés. En el enfoque propuesto, sugerimos que estimar la pose humana ayuda a disminuir el espacio de búsqueda, como se muestra en la figura 2.

Figura 2: Selección de la región de interés

En este punto, tenemos las locaciones que el algoritmo usará. Pero, un video es un conjunto de imágenes, por lo tanto, el siguiente paso consiste en saber las locaciones de interés a lo largo de todo el video. Esto suele hacerse mediante el uso de algoritmos de flujo óptico, cuya idea intuitiva se encuentra expresada en la figura 3.

Figura 3: El objetivo del algoritmo de flujo óptico es saber la posición del balón en los siguientes frames. Si asumimos que este es equivalente a un valor de 255 y los espacios vacíos con un valor de 0, entonces es fácil encontrar el balón en el siguiente cuadro; tan solo hay que ver dónde se encuentra el valor de 255.

Al aplicar el algoritmo de flujo óptico en cada una de las imágenes, tendremos una secuencia en el tiempo de locaciones. A esta secuencia se le denominará “trayectoria”.  Se tendrá una trayectoria por cada región de interés analizada, como se muestra en la figura 4.

Figura 4: Formación de una trayectoria

La observación es el último sub-paso y es un proceso que consiste en responder preguntas acerca del espacio y tiempo en el que se ubica la trayectoria. Por ejemplo, ¿Cómo fue el movimiento de la trayectoria?, ¿En qué región sucedió el movimiento? Este tipo de preguntas puede ser contestada mediante histogramas aplicados tanto a la forma, como al flujo.

Entrenar un model

Figura 5: pasos para entrenar un modelo de AI

En este momento, tenemos un conjunto de observaciones por video. Pero, para que una computadora pueda aprender, es necesario entrenar un modelo de inteligencia artificial (AI). Una analogía sencilla es la construcción de objetos usando arcilla.

La arcilla cruda representa un modelo de AI, que en un principio no tiene forma alguna. Dependiendo de lo que queramos, le daremos forma de un jarrón, un florero o cualquier otro objeto de nuestra elección. Al proceso de formar el objeto se le conoce como algoritmo de entrenamiento. Este algoritmo toma un “concepto” en forma de observaciones y con ello se construye la información requerida. En este caso, las observaciones son las trayectorias extraídas en el paso anterior.

La literatura del tema ofrece múltiples algoritmos de entrenamiento con diferentes ventajas y desventajas, pero uno de los más conocidos es mediante las técnicas de bolsa de palabras y máquinas de soporte vectorial. Explicar la matemática detrás de estas técnicas puede resultar un tanto complejo, pero la idea intuitiva es encontrar patrones del tipo:

“Las trayectorias de la acción caminar ocurren en la parte inferior de la imagen. Por lo contrario, en la acción de saludar el movimiento ocurre en la parte superior”.

Inferencia del modelo de AI

Regresando a nuestra analogía de la arcilla, una vez modelado el objeto, el siguiente paso consiste en usar dicho objeto. A esto se le conoce como inferencia de un modelo, en otras palabras, usarlo para lo que fue creado. Un ejemplo de inferencia, es utilizar estos modelos en la red de cámaras del Tecnológico de Monterrey para identificar posibles incidentes dentro de algún campus.

La información descrita nos da una idea de cómo una computadora puede detectar una acción. Pero, aún hay varios retos relacionados a la vasta diversidad y formas que un sujeto puede desempeñar una acción y a las limitaciones de la cámara.

¿Quieres saber más?

Para más información sobre este trabajo, te invitamos a consultar los siguientes artículos de investigación:

Camarena, F., Chang, L., Gonzalez-Mendoza, M., & Cuevas-Ascencio, R. J. (2022). Action recognition by key trajectories. Pattern Analysis and Applications, 1-15.

Camarena, F., Chang, L., & Gonzalez-Mendoza, M. (2019, May). Improving the dense trajectories approach towards efficient recognition of simple human activities. In 2019 7th International workshop on biometrics and forensics (IWBF) (pp. 1-6). IEEE.

Autores

Fernando Camarena

Fernando Camarena es candidato a Doctor en Ciencias Computacionales por el Tecnológico de Monterrey. Su Investigación se centra en el aprendizaje autosupervisado para tareas relacionadas con videos.

Ricardo Cuevas

Ricardo Cuevas es candidato a Doctor en Ciencias Computacionales  por el Tecnológico de Monterrey por su investigación en el área de la visión por computadora. Ricardo es ingeniero en mecatrónica y actualmente se desempeña como desarrollador web Full Stack.

Miguel González Mendoza

Miguel González Mendoza es Doctor en Inteligencia Artificial del Instituto Nacional de las Ciencias Aplicadas en Toulouse, Francia y es Profesor Investigador del Departamento de Computación del Tecnológico de Monterrey. Es Investigador Nacional Nivel II.

Leonardo Chang

Leonardo Chang es Doctor en Ciencias Computacionales por el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica de México. Fue Investigador en el Centro de Aplicaciones de Tecnologías de Avanzada en Cuba de 2007 a 2017 y Profesor Investigador del Departamento de Computación del Tecnológico de Monterrey de 2017 a 2022. Es Investigador Nacional Nivel I.

Ecodriving: manejar de forma ecológica para apoyar el medioambiente

Por Pilar Arroyo
Artículo de divulgación

Está comprobado que manejar inadecuadamente el automóvil puede incrementar el gasto de combustible hasta en un 25%, lo que afecta negativamente al medioambiente. Estudios empíricos realizados en distintos países y contextos, en campo y laboratorios, con choferes profesionales y regulares, en zonas urbanas y carretera (incluido el estudio que presentamos aquí), muestran que el ecodriving o manejo ecológico logra reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2) entre un 10 y 20%, así como las emisiones de otros contaminantes, incluyendo el ruido.

Además, manejar de forma ecológica reporta ahorros en el costo de mantenimiento del vehículo y representa mejoras en el tiempo y la seguridad al conducir. Estas ventajas resultan atractivas para las empresas transportistas, para las cuales el costo del combustible representa alrededor del 80% de sus costos de operación.

¿Qué es el manejo ecológico?

El manejo ecológico o ecodriving consiste en adoptar una serie de reglas de manejo entre las que destacan: utilizar bien las marchas (alcanzando la velocidad más alta posible en los primeros kilómetros); meter bien el embrague o clutch, para hacer una transición rápida de marchas sin descensos bruscos en las revoluciones; manejar a una velocidad uniforme; evitar exceder los 100 kilómetros por hora; anticipar el frenado y hacerlo con motor; no abusar del aire acondicionado, de la calefacción ni de equipos accesorios; inflar bien los neumáticos, ya que las llantas contribuyen con un 20% al uso de combustible; realizar mantenimientos periódicos al vehículo, no sobrecargarlo o distribuir mal la carga; apagar el motor si el coche está parado más de 2 minutos y preferir automóviles con tecnologías que optimizan el cambio de marchas y cuentan con dispositivos para ahorro de combustible.

Exploración del ecodriving en la industria

Una investigación realizada por profesores investigadores del Tecnológico de Monterrey, en colaboración con profesores del Centro de Logística y Transporte del MIT, exploró el efecto de una intervención sostenida para desarrollar competencias en ecodriving para los choferes contratados por un retailer líder en México, que cuenta con flotilla propia de camiones de carga.

El retailer analizado cuenta con 200 centros de distribución desde donde surte a sus más de 1,500 tiendas, realizando cerca de 20 mil entregas por día, lo que representa 6 millones de movimientos logísticos diarios.

Dificultades para conducir de forma eficiente

El ecodriving es una práctica difícil para los choferes porque manejar es un hábito arraigado difícil de modificar, además, factores externos como las condiciones de las carreteras y el clima dificultan su práctica.

Varias teorías conductuales se han utilizado para explicar y predecir por qué las personas modifican o adoptan nuevas conductas, entre ellas el manejar ecológicamente. La conducta pasada es una de las variables que facilita o inhibe los cambios conductuales. La distinción entre conducta pasada y hábitos es relevante cuando se examina el efecto de este factor sobre el ecodriving.

Manejar ecológicamente requiere modificar la conducta pasada de forma consciente para sustituirla por nuevas prácticas que son racionalmente beneficiosas. En contraste, los hábitos inhiben la decisión de cambiar las prácticas de manejo, ya que se trata de conductas automáticas que se realizan sin una deliberación explícita y son activadas por la situación.

Análisis en industria del transporte

Para evaluar la efectividad de la intervención diseñada por el retailer para promover el manejo ecológico, se recolectaron datos de 55 choferes para 155 diferentes viajes realizados bajo distintas condiciones.

Se recolectaron datos de GPS y observaciones directas registradas en una app, para viajes con vehículos de carga pesada (HVD) y carga ligera (LVD), que se usan para recorrer distancias largas o en el transporte urbano de mercancías. Las condiciones climáticas y de tráfico se tomaron en consideración para ajustar los ahorros en combustible alcanzados.

Resultados de la promoción del manejo ecológico

Los datos recolectados en este análisis se usaron primero para segmentar a los choferes participantes, de acuerdo a sus capacidades demostradas para seguir las reglas básicas del manejo ecológico. Se perfilaron tres grupos con competencias bajas, medias y altas en ecodriving.

La comparación entre segmentos demostró que el grupo de choferes con mejores competencias en ecodriving alcanzó ahorros en combustible mayores al de los otros grupos, lo que se traduce en una reducción promedio de 13 kilogramos de CO2 por ruta.

Mantener una velocidad estable, evitar frenados abruptos y apagar el motor si el vehículo se para más de dos minutos fueron las prácticas que resultaron en más ahorro de combustible. El tipo de ruta (pendiente, tipo de carretera, condiciones climáticas y tiempos de recepción de mercancía) no afectó la eficiencia del manejo, lo que sugiere que las decisiones operacionales del chofer importan más que los factores externos.

La edad del chofer, el tiempo que lleva manejando, la duración de su participación en la intervención de ecodriving del retailer, sus años de experiencia manejando vehículos pesados y la carga del vehículo se utilizaron para discriminar entre los segmentos de choferes. Los resultados del análisis discriminante aplicado mostraron que entre más tiempo tenga una persona manejando “normalmente”, le resulta más difícil modificar su manejo agresivo por el ecológico. Por otra parte, entre más tiempo haya estado expuesto un chofer profesional a una intervención que instruye, retroalimenta y recompensa el ecodriving, es más probable que logre sustituir sus prácticas de manejo “normal” por las del ecodriving.

Los resultados analíticos también mostraron que los choferes más jóvenes son los que más pronto aprendieron las reglas del manejo ecológico y han continuado perfeccionando sus prácticas gracias a la retroalimentación y recompensas ofrecidas por alcanzar mayores ahorros en combustible.

Estos hallazgos sugieren la conveniencia de introducir el ecodriving en cuanto se empiece a manejar, incluirlo como parte de la certificación de un chofer que maneja vehículos pesados y revisar periódicamente la intervención que lo promueve para asegurar su efectividad.

Estos hallazgos fueron trasladados a choferes no-profesionales, de más de 40 países, que  asistieron al Encuentro Ministerial de Transporte, Salud y Ambiente del programa Pan-Europeo en Austria, quienes convinieron en implementar acciones para difundir el ecodriving en toda la población, particularmente entre los jóvenes cuyos hábitos de mal manejo están poco arraigados.

¿Quieres saber más?

Este artículo de divulgación está basado en el paper Past behavior as a predictor of eco-driving practices: The case of a sustained intervention in a Mexican transportation company.

  • Arroyo, P., Velázquez, J. y Gámez-Pérez, K. M. (2021). Past behavior as a predictor of eco-driving practices: The case of a sustained intervention in a Mexican transportation company. International Journal of Sustainable Transportation. Accepted for publication July 14, 2021. https://doi.org/10.1080/15568318.2021.1959967. (Journal Q1).

La autora

Pilar Ester Arroyo López tiene un doctorado en Administración de Empresas en el Tecnológico de Monterrey. Sus intereses de investigación incluyen: marketing social y verde, logística inversa, subcontratación y desarrollo de proveedores. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores y ha publicado artículos sobre temas como outsourcing, logística de terceros, segmentación verde, marketing social para el cuidado de la salud y emprendimiento social, en revistas nacionales e internacionales.
pilar.arroyo@tec.mx