Nanomateriales, un gran avance, pero ¿quién regula su uso?

Por Judith Bernal
Artículo de Opinión

La evidencia científica ha relacionado la exposición de nanopartículas y nanomateriales con diferentes efectos adversos en la salud humana derivados de la contaminación atmosférica, algunos de ellos son la tos seca, asma, congestión pulmonar o alergias; sin embargo, las enfermedades respiratorias no son las únicas relacionadas con la contaminación, ya que de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud las partículas con diámetros menores a 2.5 µm contribuyen a 800,000 muertes prematuras al año.

¿Qué son los nanomateriales?

Los nanomateriales son definidos como aquellos materiales en los que alguno de sus lados presenta un tamaño en el rango entre un millón y diez mil veces menores a un milímetro (1 a 100 nm). Esta característica les confiere diversas propiedades que han sido aprovechadas en un sinfín de aplicaciones. Algunas de las utilidades comerciales más conocidas son aplicadas en la fabricación de cosméticos, cremas bloqueadoras, desodorantes, pinturas, lubricantes, aditivos alimentarios y recubrimientos.

En la medicina, por ejemplo, los nanomateriales son empleados para el desarrollo de nuevas presentaciones de medicamentos y en herramientas de diagnóstico. Sin embargo, aplicarlos para mejorar nuestra calidad de vida también conlleva un riesgo.

La fabricación de nuevos y más nanomateriales no solo aumenta nuestro contacto directo con ellos a través de los productos obtenidos, sino que también afecta indirectamente debido al incremento de su presencia en el medio ambiente. En el día a día ya estamos naturalmente expuestos a una gran variedad de estos materiales que se encuentran en el ecosistema como resultado de procesos como incendios forestales, erupciones volcánicas y polvaredas. Además, también está la exposición originada como resultado de la actividad humana derivada del uso del automóvil, la industria, las plantas de generación de energía, las actividades agrícolas, e incluso la combustión de carbón en parrilladas y fogatas.

Hasta ahora se sabe que la contaminación atmosférica está formada por una gran cantidad de partículas que son clasificadas en ultrafinas (diez mil veces menores a un milímetro), finas (mil veces menores a un milímetro) y gruesas (mayores a una milésima parte de un milímetro). Si bien la contaminación es un factor al que toda la comunidad está expuesta, el contacto con nanopartículas también puede estar relacionado con el tipo de actividad industrial, ya que cada zona geográfica en particular, como aeropuertos, áreas de construcción y pedreras, tienen una producción diferente en los tipos y cantidad de partículas presentes en el aire.

Iniciativa para conocer y regular los nanomateriales en el país

Una exposición prolongada a partículas con diámetros menores a 2.5 µm puede estar relacionada con el desarrollo de cáncer, enfermedades renales, pulmonares y cardiovasculares, entre otras. Por esta razón es que ha surgido la necesidad de evaluar el impacto que los nanomateriales tienen sobre la salud humana y el medio ambiente, y de esta forma regular su aplicación, fabricación y desecho.

En México no existen programas nacionales de investigación en nanotecnología o legislaciones encargadas de evaluar la seguridad del uso de nanomateriales, sus riesgos en la salud, o su impacto ecológico.

Por ello es que se propuso la creación del SINANOTOX (Sistema Nacional de Evaluación Nanotoxicológica), el cual estará formado por investigadores de once laboratorios provenientes de seis instituciones localizadas a lo largo del país y que estarán constantemente comunicados mediante una plataforma digital en donde estará disponible toda la información que se genere por y para cada uno de sus integrantes.

El SINANOTOX busca convertirse en referente nacional de seguridad para la aplicación y regulación de nanomateriales, y permitirá evaluar y validar su seguridad en relación a la salud de personas, animales y plantas. Es así como los investigadores podrán aportar evidencia científica del comportamiento e interacción de los nanomateriales en diversos ambientes biológicos, permitiendo así, predecir los riesgos que puedan presentar al entrar en contacto con diversos escenarios como mares, bosques o ríos; o en la aplicación de algún tratamiento a base de nanomateriales en hospitales.

Las instituciones involucradas en la fundación de este Sistema Nacional son: el Tecnológico de Monterrey, Campus Monterrey a través del Grupo de Investigación con Enfoque Estratégico en Medicina Cardiovascular y Metabolómica, la Universidad Nacional Autónoma de México, el Instituto Politécnico Nacional, la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, el Centro de Investigación y Asistencia en Tecnología y Diseño del Estado de Jalisco A.C. y la Universidad Autónoma de Guanajuato.

Esta iniciativa beneficiará a la sociedad mexicana al dar servicio a empresas, industria, gobierno y centros de investigación, estableciéndose como el primer sistema a nivel nacional que evaluará la seguridad de los nanomateriales. Las aportaciones realizadas por cada laboratorio participante podrán ser empleadas para emitir recomendaciones en el manejo y desecho de nanomateriales, que puedan usarse como fundamento en la generación de leyes que regulen su uso y fabricación masiva, procurando siempre el bienestar a la salud humana y al ambiente.

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Autora:
Judith Bernal Ramírez. Maestra en Biotecnología egresada del Tecnológico de Monterrey. Actualmente cursa el Doctorado en Biotecnología en la Escuela de Ingeniería y Ciencias del Tecnológico de Monterrey, Campus Monterrey. Contacto: judithbernal.rmz@tec.mx

Asesor:
Gerardo de Jesús García Rivas. Doctor en Ciencias Biomédicas por la Universidad Nacional Autónoma de México. Profesor-investigador y líder del Grupo de Investigación de Medicina Cardiovascular y Metabolómica y el Centro de Investigación Biomédica en el Hospital Zambrano-Hellion. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores (nivel II). Contacto: gdejesus@tec.mx

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