El mayor experimento de aprendizaje a distancia de la historia
Por Michael Ramírez
La vida ha cambiado en muchos aspectos durante los últimos meses debido a la pandemia mundial por el COVID-19. El sector educativo no ha sido la excepción. Muchas instituciones de educación superior están esforzándose por ajustar sus modelos presenciales a una educación a distancia, echando mano de su experiencia pedagógica y de sus herramientas tecnológicas, con el objetivo de que los alumnos puedan continuar con su formación escolar de la mejor manera posible.
Para Oscar Ortiz, pedagogo y candidato a doctor de la EGADE Business School, esta eventualidad de adaptar abruptamente las clases presenciales a clases virtuales ya es considerada por algunos autores (Kamenetz, 2020) como “el mayor experimento de aprendizaje a distancia de la historia”.
“Cambiar un curso que originalmente fue planeado para impartirse de manera presencial a cualquier otro medio de educación a distancia, no es tarea fácil. Y en esta contingencia que vivimos, los profesores del Tec tuvieron sólo unos días para reunir los recursos educativos de su clase y ajustar su instrucción para que siguiera funcionando en un modelo virtual”, comenta el investigador.
Mencionó que la mejor forma de realizar una adecuación de un curso presencial a virtual es con el apoyo de especialistas en innovación educativa y con el asesoramiento de diseñadores instruccionales. Y así lo hizo el Tec de Monterrey…
La continuidad académica en el Tec
En México ha habido esfuerzos para trasladar la educación presencial a modelos de educación a distancia con muy buenos resultados, como la Telesecundaria, un modelo instituido por la SEP desde 1968 con el objetivo de impartir la educación secundaria a través de transmisiones televisivas en zonas rurales o de difícil acceso.
En el Tec de Monterrey, desde hace 30 años se han diseñado e implementado varias tecnologías de vanguardia para la educación, desde transmisiones satelitales, cursos por Internet, apps, y recientemente la realidad virtual y el efecto holográfico. Es decir, hay un camino recorrido; sin embargo, al declararse la pandemia, no todos los profesores contaban con las habilidades y competencias para adecuar y digitalizar sus cursos.
Joaquín Guerra, Vicerrector Académico y de Innovación Educativa, del Tec de Monterrey, aseguró que ante la cuarentena obligatoria por el COVID-19, la Institución ha logrado la continuidad académica gracias al Modelo Flexible y Digital, el cual ha permitido seguir atendiendo a los 90 mil alumnos que tiene la Institución e impartir 55 mil sesiones sincrónicas por semana.
“El Modelo Flexible y Digital del Tec de Monterrey permitió acortar la distancia y mantener la colaboración y la comunicación, pero sobre todo, facilitó la continuidad académica para asegurar que alumnos y profesores retomaran sus clases y tuvieran las mejores experiencias aún frente a la compleja situación nacional y mundial”.
Sin embargo, comentó que el reto de continuar con la formación académica ha sido muy grande, ya que los profesores tuvieron poco tiempo para hacer los ajustes para la instrucción de sus clases.
“El tema más grande de esta contingencia fue la capacitación de los profesores, pues aunque gran parte de ellos ya tenían habilidades en modelos de educación a distancia, muchos otros no, y la transición tenía que ser rápida, en una semana, ya que el Tec fue la primera universidad mexicana en suspender las clases presenciales ante la pandemia”, mencionó el directivo.
Detalló que la capacitación representó la impartición de 290 talleres, casi 70 mil horas de preparación, y 1,715 colaboradores haciendo labor de acompañamiento y asesoría técnica. “A un mes de esta implementación, ya se habían impartido 180 mil sesiones de clase, con un 99 por ciento de casos sin incidencias”.
Los profesores: los grandes héroes
“Los profesores han sido el equivalente a los doctores en los hospitales, es decir, unos héroes”
Joaquín Guerra mencionó que para alcanzar el éxito de la continuidad académica, el factor más importante ha sido la comunidad Tec, colaboradores, técnicos, asesores pedagógicos, pero en específico los profesores.
“Los profesores han sido el equivalente a los doctores en los hospitales, es decir, unos héroes dando clases y resolviendo todo tipo de problemas. Muchos han aprendido sobre la marcha, pero las clases han seguido porque ellos se han capacitado, esforzado y adaptado; muchos de ellos nunca habían manejado la tecnología como lo han hecho ahora”, indicó.
“Los profesores nos han recordado en estos momentos que la docencia es una vocación, y que independientemente de los obstáculos y circunstancias, han salido adelante. Porque lo último que podemos dejar de hacer en el Tec de Monterrey es dar clases”.
¿Analfabetas digitales? ¡Ya no!
En su tesis “Impacto de la aplicación de las tecnologías de telecomunicaciones como auxiliares al proceso enseñanza-aprendizaje de la educación secundaria en el noreste de México”, Oscar Ortiz redefine el concepto “analfabeta digital” como aquella persona incapaz de buscar, clasificar, discriminar, interpretar y generar información apoyándose en las tecnologías de información y comunicaciones.
“En el ámbito educativo, la tecnología ofrece ventajas muy particulares, pero la falta de preparación puede ser contraproducente. Por ello es importante que un diseñador instruccional apoye al profesor experto en el contenido para adaptar su curso al medio seleccionado, buscando obtener los mejores resultados de aprendizaje”.
En ese sentido, Joaquín Guerra, expone que se debe dejar al profesor para que tome las decisiones de su sesión y tomarse libertades dentro de un marco claro, para así asegurar el aprendizaje y la experiencia formativa, aun bajo estas circunstancias inusuales.
“Por ejemplo en una sesión de una hora, el profesor puede implementar diferentes contenidos, como lecturas, videos, infografías, podcasts, simuladores o realidad aumentada; asimismo desarrollar diferentes actividades de aprendizaje, hasta actividades lúdicas, las cuales permiten disminuir la ansiedad académica y mitigar el nivel de estrés causado por la pandemia”.
La “nueva normalidad” educativa llegó para quedarse
Ante los retos que la educación superior ha tenido que afrontar en esta contingencia, han surgido preguntas como: ¿La academia está transitando territorios desconocidos? ¿Todo el esfuerzo educativo que se está realizando ante la pandemia se va a terminar una vez que la situación de emergencia culmine?
Dichas preguntas se detonaron en dos conferencias online realizadas la semana pasada, impartidas por expertos en innovación educativa. La primera fue “Las mejores prácticas en la transición al aprendizaje en línea”, en donde participaron Joaquín Guerra, del Tec de Monterrey; Lourdes Dieck, de la Universidad de Miami; y Cecilia Martins, de la Organización de los Estados Americanos.
Ahí, todos los especialistas coincidieron en que la “nueva normalidad” en materia de educación debe estar basada en la solidaridad de las instituciones y universidades.
Para Cecilia Martins, esta contingencia “nos brinda una oportunidad para repensar qué tipo de conocimiento queremos generar, y qué tipo de profesionales queremos formar. Más allá de que reaccionemos (ante la situación), que nos sirva para reflexionar sobre quiénes somos como institución y cómo mantenemos nuestros valores ante crisis como ésta”.
“Esta es la oportunidad única para valorar el conocimiento y la experiencia que existe en nuestras instituciones. Tenemos que hacer uso de la experiencia, automatizar las buenas prácticas de nuestra propia institución y seguir aprendiendo de las demás instituciones”.
Por su parte, Joaquín Guerra, señaló que “esta nueva normalidad, este nuevo orden, habla de solidaridad, de compartir el conocimiento y apoyarnos, porque sin colaboración no vamos a salir adelante. En el Tec tenemos una cantidad de recursos abiertos y disponibles para compartir nuestras prácticas educativas”.
Lourdes Dieck, concluyó el panel diciendo: “No es atrevido pensar que en el futuro habrá otras pandemias o desastres naturales como terremotos o huracanes, y por ello, todo este aprendizaje nos puede servir en cualquier otra situación que, como humanidad, estamos expuestos. Y ante ello, la solidaridad es la clave, pues todas las universidades tenemos algo que compartir. Debemos seguir con nuestros recursos y nuestro corazón abiertos.
Por su parte, Beatriz Palacios, directora de Innovación Educativa del Tec de Monterrey, impartió la conferencia en línea “Transformación de la práctica docente hacia un modelo de educación a distancia”, que ha registrado hasta el momento una asistencia en vivo y en demanda de casi 6 mil profesores.
En ella, la especialista explicó cómo diseñar una solución formativa para la modalidad a distancia y cómo se debe partir de procesos tales como: el diseño, la organización del contenido, el diseño instruccional, la aplicación del modelo de impartición y el uso de herramientas para la evaluación.
Asimismo, explicó que actualmente se vive la quinta generación de la educación a distancia, la cual “ha ido surgiendo con un aceleramiento constante de la migración al modelo en línea, y que en los últimos 5 años, con la integración de tecnologías de vanguardia, ha hecho que las experiencias a distancia cada vez sean más ricas”.
Aseguró que la educación a distancia fomenta en alumnos y profesores nuevas habilidades tecnológicas de interacción, al mismo tiempo que promueve la autogestión y la creatividad.
“Este contexto nacional y mundial nos permite cuestionarnos sobre ciertos paradigmas que teníamos, pues todo el conocimiento que hemos generado producto de la pandemia hará que repensemos mucho lo que estamos haciendo como instituciones de educación superior”, reflexionó.