¿Qué nos ha enseñado el COVID-19 en cuanto a género, educación y cuidado del otro?
Por Gabriela Faz
La situación por la que hemos atravesado en este 2020 y que ha generado una pandemia a nivel global es totalmente atípica, y cómo tal, está dejando muchas enseñanzas que es necesario debatir y repensar a detalle para poder así, proponer mejores prácticas en todos los aspectos de la que considerábamos, hasta inicios de este año, la vida “normal”.
En términos de nuestra vida cotidiana, la casa se ha vuelto un espacio indeterminado en el que confluye lo laboral, lo académico, lo doméstico e incluso lo recreativo, pero dicha indeterminación no implica que sea un entorno donde las labores se asignan de manera horizontal y equitativa.
Así, se incorporaron responsabilidades laborales y educativas a un ambiente que se pensaba muy privado y, además, en dónde la dinámica habitual subvalora el debido reconocimiento al trabajo realizado por las mujeres del hogar, dejándolas prácticamente invisibles. Entre estas labores están las que se realizan en función del cuidado de los otros, (trabajo doméstico, de niñera, atención a ancianos, por nombrar algunos), y que representan una carga física y emocional que no se debe pasar por alto.
“El cuidado hacia el otro, es algo que como categoría social, no se ha valorado como es debido”
Ante esta situación el Grupo de Investigación y Enfoque Estratégico de Ética y Florecimiento Humano trabaja con el proyecto titulado CUIdadanía en tiempos de pandemia, que forma parte del ThinkTank Post COVID-19, liderado por la Dirección de Investigación del Tecnológico de Monterrey, y cuyo objetivo es analizar las repercusiones derivadas del COVID-19. Efectos que nos interpelan y nos exigen replantear todos nuestros sistemas y nuestra forma de vida tal cual la hemos practicado y materializado.
Nuestra intención, comentó la Dra. Xenia Rueda, investigadora asociada a esta iniciativa, es visibilizar y hacer pública la responsabilidad y el trabajo que supone el cuidado del otro. “Estamos retomando el término de CUIdadanía en nuestros análisis y estudios sociales desde hace ya algún tiempo, pero hoy, al sumarse a nuestra realidad una pandemia global, ha cobrado muchísima más relevancia”, comentó.
Debido a la situación de cuarentena actual, se han recrudecido y hecho más evidentes las injusticias de distinto tipo. “No es nuestra idea como investigadores señalar cuál injusticia es más injusta que la otra, para mí estamos viviendo un traslapamiento de injusticias, como la de género con la de clase, constatadas y manifiestas al observar a la gente que tuvo que seguir trabajando, a pesar de que, con ello, pusiera en riesgo su salud. Es incuestionable la existencia de diferenciales y asimetrías sociales, que vale la pena tratar en estas reflexiones”, destacó la Dra. Natalia Vargas, especialista en estudios de desigualdad social y los esquemas históricos de la injusticia en América Latina, y colaboradora de esta iniciativa.
Como un ejemplo podemos observar el modelo que se siguió en los países escandinavos, que tienen una trayectoria de regulación y redistribución de los medios para asegurar la dignidad de sus nacionales. Hoy por hoy, esta es una de las modalidades más relevantes de justicia social para contrarrestar de manera equitativa la crisis por la pandemia. Son casos dignos de análisis por la forma única y el modelo notable en que estos países resolvieron la contingencia por la pandemia, en contraste con el resto del mundo.
Estos países, desde que se vieron obligados al confinamiento dieron por concluido el periodo escolar, así se eximió la presión académica a los estudiantes y a los padres de familia qué, en otras realidades como la de México, tuvieron que actuar también como maestros de sus hijos. Además, el Estado aportó, de manera compartida con el sector empresarial, cierto porcentaje para cubrir los sueldos, y por su parte, los empleados cedieron ciertos días de vacaciones pagadas para contribuir así a una medida justa y equitativa para todos los sectores de la sociedad.
Relación entre cuidado, género y COVID-19
El proyecto de CUIdadanía y género ya se estaba trabajando, pero, al presentarse la cuarentena por Covid-19, las variables se extrapolaron recrudeciéndose y haciéndose más urgentes.
Lo que está ocurriendo en los países latinoamericanos, además va ligado a otro fenómeno llamado pigmentocracia –que brevemente puede entenderse como los efectos discriminatorios de la construcción histórica de desigualdades fenotípicas–, y que afecta principalmente a segmentos tan vulnerados como la población indígena y los afrodescendientes. Si a estas características se le suma la condición de ser mujer latinoamericana -madre soltera, sin oportunidades de avanzar en su nivel de escolaridad- ya se puede pensar con cierta seguridad que esa porción de la población vive en situación de pobreza. Esto no termina ahí, ya que existen componentes más profundos y que abonan al problema de análisis, como el cuidado de los hijos y de los familiares que conviven en el hogar, las labores domésticas, la búsqueda de un trabajo remunerado -comúnmente precario, sin prestaciones ni seguridad social, por ejemplo, el trabajo en las maquilas, o como empleadas domésticas, o aseadoras- para cubrir las necesidades básicas del núcleo familiar.
“El COVID-19 y la cuarentena que se le asocia, llegó a evidenciar un esquema de injusticia y desigualdad en la sociedad. Llegó a recrudecer y marcar aún más las diferencias”.
Esta es una realidad, especialmente para los sectores mayormente marginados de la sociedad. Sin embargo existen otros estratos de la población que, sobre todo al inicio de la pandemia, mostraron una especie de romantización del confinamiento, como la “oportunidad” de quedarse en casa a descansar, o a hacer actividades en pro de su bienestar y espiritualidad individual –como el yoga, o la incursión en nuevas recetas culinarias-. Es decir, para quienes la cuarentena fue un receso para, desde casa, gestionar su interioridad, organizar su jornada laboral y sus actividades lúdicas, todo dentro de un ambiente deseable y seguro, su casa.
“Las desigualdades acumuladas o múltiples exhiben una propiedad nefasta en que la injusticia se trasponerse y no solo ser una, sino ser varias y por ende ser más poderosas y difíciles de desmontar”, mencionó la Dra. Vargas.
Parte de la iniciativa sobre género ha tenido gran impacto tanto en Latinoamérica como a nivel mundial, y esto se ha visibilizado en diferentes ámbitos: por ejemplo, la revista Nature publicó un artículo académico que evidencia cómo a raíz del confinamiento mundial, el nivel de producción de las mujeres ha disminuido en relación al de los hombres, aunque los dos estén trabajando desde casa. En este punto podemos entender la desigualdad vinculada a la obligación que se le atribuye a la mujer solo por estar en casa; tiene que realizar todas las actividades relacionadas al hogar, lo que representa una sobrecarga tremenda de tareas. En Latinoamérica a esta situación debe sumársele la violencia no sólo por la injusticia, sino la violencia física y emocional explícita que pueden padecen las mujeres dentro de sus propios hogares. Sabemos que socialmente han aumentado los índices de violencia doméstica en el confinamiento considerablemente.
El proyecto CUIdadanía y género
A raíz de la información recabada sobre el tema y de un profundo análisis, se está trabajando en diseñar algunas recomendaciones respecto a cómo podría atenderse, prevenir o disminuir la violencia contra las mujeres a través de un diseño de recomendaciones para que toda la familia participe.
Como uno de los proyectos de investigación-acción, aprobados y en ejecución que tenemos desde la Escuela de Humanidades y Educación, de cara a los llamados públicos del CONACyT y su estrategia para abordar y enfrentar la multiplicidad de problemáticas que supone la pandemia por COVID-19, se está trabajando de manera colegiada e interdisciplinaria,
Las doctoras Margo Echemberg, Dora Elvira García, el doctor Javier Camargo, las doctoras Ivón Cepeda y Xenia Rueda, apuntalados en la Catedra Unesco en Ética, Cultura de paz y Derechos Humanos -alojada en el Tecnológico de Monterrey desde 2007-; y con los avances propios del GIEE en Ética y Florecimiento Humano -muy especialmente en el subgrupo Cultura de paz, Género y Derechos Humanos- , han logrado dar viabilidad financiera y relevancia pública al proyecto que, en atención al llamado por Propuestas para el Acceso Universal al conocimiento ante la emergencia del COVID-19 del CONACyT, han titulado “Videoblogs en Cultura de Paz y Ética del Cuidado en tiempos de cuarentena por COVID-19” cuya responsable técnica es Natalia Vargas Escobar.
“Atendiendo al requerimiento por la generación efectiva de piezas de comunicación pública pertinentes y accesibles remotamente para las familias, infantes y jóvenes que sean parte de la población sub-representada en nuestro país, nos encontramos en el diseño y preproducción de 5 Cápsulas que buscan detonar una reflexión crítica que reditúe en actores concienciados, capaces de reconocer y cuestionar las diferentes violencias –esto es, de injusticias- que se vienen sufriendo histórica y cotidianamente. Pero, en el caso específico de la pandemia, nuestras piezas videográficas tienen la voluntad -y convicción- de evidenciar la distribución inequitativa de sus estragos. La profunda asimetría en la organización, gestión y regulación de la enfermedad y el cuidado”, destacó la Dra. Vargas.
Acciones para el beneficio social
“Hoy más que nunca repensar “el cuidado”, no como beneficio individual, sino como beneficio colectivo (el cuidado a los otros), y como imperativo ético, es impostergable. Por ello hemos tomado como tema transversal la CUIdadanía, con el fin de educar en este proceso buscando los medios de transformación de cara a la situación de pandemia por el Covid-19”, destacaron las investigadoras Rueda y Vargas.
Entre estas caracterizaciones tienen cabida, desde una perspectiva de género, las nociones de un “cuidado común” y de una educación inclusiva. Para lograrlo, la iniciativa está estructurada en tres sub-proyectos:
1) Cuidado a personas mayores. Para ayudar a este grupo de población vulnerable frente al COVID-19 es necesario establecer las necesidades y cuidados necesarios para este grupo, así como identificar los sitios (asilos) que presenten mayores necesidades. El objetivo es hacer un mapeo de lugares y personas con necesidades a cubrir, y establecer una red de colaboración para ayudar a este sector de la población.
2) CUIdadanía y género. A raíz de la pandemia se tornó más importante hacer consciencia de que las actividades de cuidado dentro de los hogares mexicanos no deben tener género, es decir, las labores en casa no deben de recaer sólo en las mujeres, (incentivando los estereotipos de género), sino que se deben distribuir equitativamente entre todos los integrantes de la familia, formando a los menores en valores de ciudadanía, y fomentando la inclusión y el trabajo de casa como parte del cuidado.
3) Educación y exclusión. Esta contingencia nos ha permitido identificar una problemática que nos deja entrever que las prácticas educativas en los diferentes centros escolares del país son desiguales y asimétricas. El acceso a la educación en situación de pandemia se ha determinado y puesto en marcha a través de las TIC’s, sin embargo, no todos los hogares se encuentran equipados con las tecnologías necesarias para apoyar los procesos de enseñanza-aprendizaje que permitan hacer factible la continuidad académica.
Es de destacar la relevancia del proyecto Novus “Caring. Aplicación para la revaloración crítica del concepto del cuidad”, dirigido por la doctora Dora Elvira García y coordinado por el doctor Camargo, como espacio de generación y discusión de muchas de estas ideas que aquí se presentan.
Ante esta innegable corresponsabilidad epidemiológica en la que estamos inmersos todos, no debemos permitir que el desconocimiento de las desigualdades quede al descubierto, al volverse “la casa” el entorno único, laboral y existencial.
“Así, cuestiones cómo: ¿Qué pasa cuando la casa se vuelve, en un solo giro, el ámbito laboral y vivencial?, ¿cómo intervenir en pro de la justicia de este ámbito doméstico y supuestamente privado?, ¿cómo reta nuestras dicotomías público-privado, y cómo se introduce y permea la ciudadanía en estos espacios?, serán buena parte de las obras que justifican la aprobación y financiación de nuestro proyecto”, finalizaron las investigadoras.