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La resistencia milenaria del maíz (III): La venganza de los barrenadores

(Foto: Adobe Stock)

Por Silverio García-Lara

Un ejército invisible

¿Sabías que en nuestro planeta hay más de 200 millones de insectos por cada ser humano? ¿Y que estos representan casi la mitad de la diversidad biológica existente? Estamos rodeados por insectos y ellos están por doquier: cielo, mar y tierra. Imagínate, en todos los continentes, desde la costa hasta el Himalaya, en pozos petroleros, en el estómago de un caballo y hasta en tu computadora.

No es extraño entonces que los insectos hayan sobrevivido a cinco extensiones masivas de especies, y es muy probable que superen la siguiente. Así, mucho antes de que los  humanos apareciéramos en la Tierra, los insectos ya habían inventado y practicado la caza, la domesticación de animales, la agricultura intensiva y la biotecnología para producir alimentos funcionales. En otras palabras, los humanos hemos aprendido técnicas de supervivencia de este ejército oculto de insectos.

Al día de hoy se reconoce que existen más de 30 órdenes de insectos, y los escarabajos (coleópteros) son el orden de insectos más grande a escala global. Así también existen más de 170 familias de escarabajos, entre las más grandes se encuentran los gorgojos y los barrenadores. En el capítulo II de esta serie hablamos de El ataque de los gorgojos. En ese nuevo capítulo conoceremos la historia de cómo se gestó la venganza de los  barrenadores.

El barrenador es un insecto que perfora los contenedores de maíz almacenado, además posee una gran adaptación al ambiente, y es resistente a diversos insecticidas tanto sintéticos como orgánicos.

Los barrenadores desplazados

Los barrenadores vivían tranquilamente en los bosques de América durante el Jurásico, donde su alimento principal siempre fue los árboles de madera. Ya sea en los tallos, las raíces y los troncos viejos, estos escarabajos barrenaban, se alimentaban y se reproducían. Su sistema mandibular único fue diseñado por la naturaleza para poder perforar con éxito las maderas extremadamente duras.

Sin embargo, con la aparición del hombre sedentario y su agricultura, los barrenadores pronto comenzaron a ser reubicados. Es decir, el hombre cultivó granos y semillas y los almacenó, la mayoría de las veces en pequeñas construcciones hechas de madera (en México llamadas trojes). Esta forma de almacenar granos obligó de manera involuntaria al barrenador a viajar junto con los troncos a las trojes, donde encontró nuevos alimentos, granos, semillas y maíz.

Lo anterior se considera un caso reciente de adaptación de los insectos a las prácticas agrícolas humanas. Con el auge de las culturas americanas, se conjetura que el almacén con madera se expandió, así se inició el éxodo estrepitoso del barrenador desde los bosques hacia a los almacenes de maíz. Esto los obligó a readaptarse de ambientes húmedos y fríos a secos y cálidos. Debido a la acción del hombre, que desea cultivar maíz por doquier, esta plaga originaria de América fue introducida “accidentalmente” a África, en donde ha generado pérdidas catastróficas de maíz. Actualmente, el barrenador está presente en todos los continentes, y cada vez hay más reportes de nuevos nichos ecológicos y alimentos donde se han encontrado. Hasta en la ropa y el calzado que vestimos.

La última frontera de resistencia

El grano de maíz almacenado representa un delicioso y nutritivo alimento recientemente descubierto por los barrenadores, y que además han aprendido a ubicar.

Los insectos y las plantas han evolucionado en conjunto, en una forma de coexistencia y relación amor-odio; es una carrera en donde ambos equipos buscan obtener ventaja para sobrevivir. Como mencionamos, el grano de maíz almacenado representa un delicioso y nutritivo alimento recientemente descubierto por los barrenadores, y que además han aprendido a ubicar para alimentarse y reproducirse. Desde entonces, la batalla por mantener la cosecha y el almacén del maíz libre de barrenadores ha sido complicada.

En el Tec de Monterrey hemos estudiado con detalle a estos insectos, y hemos diseñado diversas estrategias, con científicos de América, Asia y África, para limitar las infestaciones en almacenes de maíz, tales como el control biológico, el uso de maíces resistentes, bolsas herméticas y bio-insecticidas.

Sin embargo, hasta el momento ninguna estrategia ha logrado un éxito de protección del 100%. La mayoría de los contendores son perforados por estos barrenadores, y los maíces tolerantes apenas alcanzan el 30% de reducción de daño. Además, los enemigos naturales del barrenador (insectos parasitoides) liberados a propósito, no logran disminuir sus poblaciones naturales.

Por si esto fuera poco, el barrenador es un insecto que tiene enormes ventajas, como su nombre lo dice, es barrenador (es decir, perforador) y posee una gran adaptación al ambiente, es también un insecto que ha desarrollado múltiple resistencia a diversos insecticidas sintéticos y orgánicos. El agricultor entonces debe invertir dinero extra para hacer fumigaciones periódicas con diferentes químicos y aumentar los cuidados durante la cosecha y el almacén, aunque con frecuencia las mermas son mayores al 80% de grano dañado, perdiendo casi todo.

Al final, las mejores soluciones suelen estar escondidas donde menos lo esperamos. Aún seguimos trabajando arduamente en encontrarlas, pero por el momento, en este periodo de la historia vamos perdiendo la batalla contra el barrenador. ¿Cómo lo sabemos? Es simple, cuando un tercio de grano de maíz almacenado a nivel mundial se pierde por estas plagas. Pero la batalla continúa…

El autor

Silverio García-Lara es doctor en Biología Experimental por la Universidad Autónoma Metropolitana y actual profesor investigador de la Escuela de Ingeniería y Ciencias del Tecnológico de Monterrey. Miembro de la Academia Mexicana de las Ciencias, y Colaborador del CIMMYT. Es Nivel 3 en el Sistema Nacional de Investigadores del Conacyt.

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